Te amaré toda la vida by Susana Oro

Te amaré toda la vida by Susana Oro

autor:Susana Oro
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2018-09-27T22:00:00+00:00


Después de una noche espantosa, a Álvaro la cabeza le retumbaba como si una orquesta tocara en sus oídos. Francisco había salido a buscar a Sami, y en su lugar lo había encontrado a él borracho y durmiendo en un banco de la plaza. En ese momento Álvaro estaba sentado en la cocina de Rosi, con un café cargado y ya se había tomado dos aspirinas. Roberto y Rosi hablaban entre ellos, pero él era ajeno a sus comentarios. Había apoyado la cabeza sobre sus brazos y tenía ganas de vomitar. Necesitaba despejarse para aclarar sus ideas.

La noche anterior, cuando vio a Sami en el piso, tuvo el deseo de envolverla en sus brazos para consolarla. Pero recordó las palabras de Jimmy y la dejó tirada en la calle. Ni siquiera sintió pena al ver que Mariana le había dejado el ojo morado. Sami se lo merecía, se dijo lleno de ese odio que sentía desde que Jimmy había contado lo despabilada que era en temas sexuales.

Pero habían pasado las horas y en la distancia Álvaro veía las cosas diferentes. La incertidumbre lo estaba matando. ¿Por qué Sami le enviaba una carta a Esteban Marton? ¿Y, por qué seguía usando el corazoncito que él le había regalado? Estuvo a punto de arrancárselo y tirarlo al río para que desapareciera de una vez. Pero sus ojos suplicantes lo detuvieron. ¿Qué había detrás de todo lo que había pasado? Le costaba creer que ella llevara colgada del cuello la cadenita para recordar el odio que le tenía. ¿Sería realmente porque lo odiaba, o era por otra cosa?

–¿Francisco no la encontró? –preguntó Roberto a Rosi.

–No. Debe estar en su casa, o en un avión, o quizás se fue en su coche a Buenos Aires. ¡Qué ironía, Roberto! Hace un año sabía todo de mi hija, y ahora… no tengo idea dónde está… –Rosi rio, como si se burlada de sí misma–. Toda una vida de sacrificio… toda una vida pensando en un futuro juntas… y ahora que soy libre la perdí –razonó Rosi sin perder la calma. Tantos años soportando injusticias la habían convertido en una mujer dura y resignada, por eso a pesar de la tristeza podía mantenerse entera.

Álvaro escuchó las reflexiones de Rosi sin emitir opinión. Se levantó de la silla, se masajeó la sien y salió de la casa. A lo lejos vio a Mariana discutir acaloradamente con Francisco. Álvaro rio de su desgracia, tener la desgracia ser el padre de Mariana debía ser su karma. Recordó que también era el padre de Sami. Francisco estaba orgulloso de Sami y todo el día se lo repetía a él. También hablaba bien de Mariana. Incluso le había contado que ella había cambiado. Por lo visto Francisco no era un padre objetivo, puesto que Mariana seguía siendo tan loca como siempre. Seguro que con Sami le pasaba lo mismo, ya que solo hablaba de las virtudes en su hija más chica. “No te imaginas lo responsable que es Sami” “Se ha comprado



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