Sublime obsesión (ilustrado) by Lloyd C. Douglas

autor:Lloyd C. Douglas [Douglas, Lloyd C.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Filosófico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1929-01-01T00:00:00+00:00

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Al llegar al «Columbia Club», donde fue cordialmente recibido e instalado cómodamente, Bobby se despojó de sus ropas y se puso una bata, para continuar descifrando el diario del doctor Hudson. Era el comienzo de un nuevo capítulo, que permitía adentrarse un poco más en la intimidad del autor, como si el hecho de haber leído la primera mitad hubiese establecido una especie de camaradería entre éste y el lector.

Es importante que se sepa lo serias que son las condiciones que debe reunir todo aquel que desee aumentar su poder gracias al método seguido por mí bajo la dirección de Randolph.

Insisto ahora sobre el particular, pues podría muy bien darse el caso de que estas palabras fuesen leídas por una persona entusiasta y en exceso impulsiva, la cual, deseosa de adjudicarse las grandes recompensas prometidas, emprendiera unos experimentos de los que no sacaría provecho ni placer y que, desengañada por su fracaso, acabaría por encontrarse en peor situación que antes.

Esto fue, en efecto, lo que me ocurrió a mí al principio, pues Randolph descuidó advertirme de ciertas condiciones indispensables para el éxito. Llegué a descubrirlas a fuerza de equivocarme.

Es preciso estar persuadido desde un principio de que una buena acción, por cara que haya costado, no puede ser beneficiosa para el bienhechor si éste descuida las obligaciones corrientes a las que es normal someterse. No sólo debe tratar de ser generoso, sino que debe considerar esta inversión de sí mismo como una especie de altruismo superior, cosa muy distinta de la simple generosidad.

Antes de buscar la ocasión de prestar estos servicios, que deben permanecer secretos, hay que convertir nuestra personalidad en apta, por su expansión, para asimilar la energía inexplicable que garantiza el poder personal, y haber medido bien nuestras responsabilidades.

Mi vida era sencilla y bien trazada. No había tenido ocasión de obrar mal ni de engañar a nadie. Me había ocupado muy poco en asuntos de dinero, ya que hasta entonces mi existencia se había desarrollado bajo la vigilancia de la escuela, de la Universidad y como interno, no habiéndoseme presentado ninguna ocasión de cometer errores graves e irreparables.

Pero, en cuanto al cumplimiento de mis obligaciones, tenía algo que reprocharme. Por ejemplo, existían varias personas a las que había borrado de mi memoria, enviándolas prácticamente al diablo. En algunos casos, aquello me parecía justificado; pero, en general, se trataba de personas a las que había tratado íntimamente, pues me había separado de ellas después de una ruptura… En lo qué concernía, se habían ido al diablo llevándose con ellas una parte importante de mí mismo.

Descubrí que la pérdida de un amigo a quien uno ha dado parte de su personalidad, equivale a un empobrecimiento del propio yo.

Para alcanzar el fin propuesto, precisa ante todo recobrar lo que se ha malgastado de la propia personalidad y lo que hemos dejado que se lleven otras personas. Si se ha perdido una parte de nuestra energía, hay que ver de encontrarla de nuevo.

El autor de esta teoría original, consciente de

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