Strawberry Moon. La hija de la luna by Laia López

Strawberry Moon. La hija de la luna by Laia López

autor:Laia López [Laia López]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788408218555
editor: Destino Infantil & Juvenil
publicado: 2019-10-13T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 12

Y al fin llegó la temida semana de exámenes. A base de mucho café y demasiadas pocas horas de sueño, Edlyn, Mako y Diana los afrontaron con más o menos éxito. Diana era la que llevaba las materias más al día, pero aun así se ponía nerviosa cada vez que se examinaba de alguna asignatura. Edlyn, en cambio, rendía muy bien bajo presión, y aunque no hubiera estudiado tanto como su compañera, en las pruebas daba lo mejor de sí misma.

Mako se había esforzado más que nunca, pero aun así dudaba que consiguiera aprobarlo todo. Ni siquiera había empollado de cara al examen para ser humano del consejo de la laguna, que había acabado aprobando por los pelos. Lo cierto era que varios de los sabios opinaron que no estaba capacitado para vivir en la superficie —creían que era demasiado imprevisible y que llamaría mucho la atención— y votaron en contra de su admisión, pero la balanza se acabó inclinando a su favor. Mako sospechaba que tal vez había acabado pasando el examen gracias a la influencia que tenía su padre en todo el mundo acuático, pero en general prefería pensar que lo había logrado por méritos propios.

Durante la semana de exámenes no tenían tiempo para destinarlo a la laguna, estaban demasiado estresados, así que todos ellos se vieron obligados a bañarse en la bañera con cubos de agua de su hábitat natural. Isla se lo había recomendado a Diana en su primer día en la superficie, y la verdad era que para momentos de apuro resultaba la solución idónea, aunque la chica prefería mil veces más darse un chapuzón de los de verdad.

Fue Edlyn la primera que optó por este método. Llegó un día al dormitorio cargada con dos enormes cubos de agua, miró a Diana con suspicacia y le preguntó:

—¿Cuánto hace que no te bañas en la laguna?

Diana se rascó la barbilla pensativa.

—Si tienes que pensarlo es que ha pasado demasiado —repuso sabiamente Edlyn—. Me parece que ya hace casi una semana que no nadamos en la laguna, y ya sabes que es muy peligroso estar tanto tiempo fuera del agua. No seríamos las primeras sirenas en apagarnos por un descuido. Y mira, las dos tenemos la piel fatal, como apagada y mustia. ¡Si hasta me ha salido una escama en el brazo!



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