Sex Fabulas (Spanish Edition) by O. Bayod

Sex Fabulas (Spanish Edition) by O. Bayod

autor:O. Bayod [Bayod, O.]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2020-12-09T22:00:00+00:00


Fabula quarta

El rojizo halo del atardecer se intuía aún en el cielo nocturno de la ciudad aquella noche de verano en que el Amante invitó a cenar a su reina.

Para aquella velada le pidió que llevara falda y no le mencionó el lugar donde cenarían.

Aquello era inédito para ellos. Ella, en un principio, se mostró reacia a acatar ninguna condición. Pese a ello, le intrigó lo que estaría tramando aquel hombre, así que aceptó el reto.

La mujer había cumplido, llevando para la ocasión un vestido blanco de tirantes que contrastaba con el bronceado de su piel. Un fino tanga, blanco también, que se intuía a través de la tela daba un pícaro tono insinuante al conjunto, que acababa de completar con unos zapatos blancos, estiletos, con tacón de aguja. El hombre, que vestía informal pero con una americana veraniega para darle un toque elegante a su indumentaria, le miraba el escote de reojo mientras conducía. Se preguntaba cómo lucirían aquellos pechos bronceados en una cama bajo su propio cuerpo desnudo.

No podía dejar de visualizar el momento en que aquel vestido abandonaría la piel bronceada de su reina para mostrarse ante él en todo su esplendor.

Se le hizo la boca agua recordando el sabor de aquel cuerpo, de aquellos pezones, de aquel sexo abierto ante su rostro.

Ajena al deseo que poseía a su amante, la mujer observaba el oscuro cielo entre los edificios de la ciudad al son de una lenta melodía que los acompañaba dentro del coche. Pensaba en las estrellas que se podrían observar en el firmamento de no ser por todas las luces que ensuciaban el ambiente.

Por fin entraron en un aparcamiento subterráneo. Ella se fijó en que pertenecía a un hotel. No le pareció una sorpresa demasiado original, pero sabía que, si se lo proponían, cualquier lugar podía convertirse en un paraíso.

Una vez estacionados, descendieron del coche.

Él se acercó al lado del vehículo donde ella se encontraba y le cortó el paso, dejándola atrapada entre dos autos en la semipenumbra del aparcamiento.

El Amante le tomó ambas mejillas tiernamente y acercó aquel lindo rostro al suyo para besarla lentamente, acariciando aquella hermosa boca que, entreabierta, le daba la bienvenida, los labios relajados, sus blancos dientes asomando como un collar de perlas junto a su tersa lengua que tanto amaba besar.

El perfume de aquel hombre la rodeó. Con sus ojos cerrados, vinieron a su mente otros momentos en los que sintió aquel aroma y sus recuerdos se tornaron húmedos.

Aquella fragancia lo había acompañado cuando se conocieron, cuando se descubrieron, cuando lo sintió dentro por primera vez, y tantas otras…

Le vino a su memoria el tacto de aquel cuerpo en su lengua mientras recorría aquella piel en dirección a aquel miembro que siempre se hallaba dispuesto, que siempre se sacudía cuando entraba en su boca.

Cuando sus labios se encontraron, se reveló el deseo y una erección traicionera delató una conspiración. Fue cuando la Reina se percató de que su hombre escondía algo en su enorme mano. Se la agarró e hizo que la abriera para mostrar su contenido.



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