Sangre berserker by Víctor Conde

Sangre berserker by Víctor Conde

autor:Víctor Conde [Conde, Víctor]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2014-11-15T00:00:00+00:00


Al principio fue una sensación de estar cayendo, aunque no sabíamos hacia dónde. Las sombras se alternaban con luces sin fundamento real. Esquemas de líneas mágicas componían murales inspirados por las pesadillas de un demente. Caímos…

Impéragon no era él, sino una especie de avatar con forma de culebra voladora. Yo mismo tenía la forma de un ofidio, aunque mis escamas eran de otra tonalidad. Volamos a gran velocidad sobre vanguardias de zonas etéreas y retaguardias de masa física, internándonos en un sueño. Dejando aparte toda la carga mitológica del hecho, ya era una experiencia inconcebible. El espacio había mutado a nuestro alrededor para parecerse… a otra cosa. Era como si el tacto ya no tuviese sentido, y todo se diluyera en una ausencia, un vacío.

De fondo había un tremor que se filtraba dentro de nuestros oídos, una miasma antiséptica que acechaba sigilosamente bajo un permafrost de vacío. Antinatural. La palabra retumbaba en mi cabeza. No parecía un entorno concebido para albergar ni vida humana ni de cualquier otro tipo, solo algo hecho para contenerse a sí mismo. Para ser, más allá de opiniones humanas o celestiales.

Si la caída a través de las realidades ya me había parecido chocante, con sus horrendas demostraciones de la futilidad del sentido común, si sus asertos no bastaban no ya para explicarlo, sino tan siquiera para definirlo… el lugar a donde fuimos a parar iba más allá de todo eso. Era más una convención que un entorno, una parada brusca en la comprensión de lo posible donde las distinciones entre el arriba y el abajo eran bagatelas tan poco importantes como una broma de mal gusto.

Sombras de entidades titánicas se derramaban sobre nosotros siendo mucho más que eso, pues la ausencia de luz implicaba su sustitución por otra cosa. Las sombras eran caricias y mensajes, respuestas a preguntas disparadas hacia mi cerebro que precedían a las preguntas.

Territorios de pensamiento sin lógica. Aromas percibidos como cambios en la mecánica celeste. Fábulas sobre visitas al inframundo de héroes legendarios que jamás fueron contadas.

Y algo que me hizo abrir los ojos. Voces humanas en la distancia.

Estábamos de pie en un campo fértil, mirando hacia poniente. Ya volvíamos a tener aspecto humano otra vez, o esa impresión me dio. Delante de nosotros tenía lugar una escena que resultaba difícil asimilar en todos sus detalles: largas columnas de seres humanos, agotados tras lo que parecía un largo viaje, habían llegado por fin a un emplazamiento que colmaba sus expectativas. Un lugar donde se podía sembrar y recoger con seguridad lo sembrado, y que no era coto de depredadores.

Aquellos emigrantes, procedentes (no sé cómo lo supe, pero lo supe) de tierras más frías e inhóspitas, plantaron tiendas sobre las ruinas de una antiquísima ciudad que en tiempos se levantó allí mismo, junto a la cuenca de un lago seco. ¿Velmisia?, me pregunté. ¿Cuánto nos había hecho avanzar la droga divina hacia el futuro?

En segundos creció ante nuestros ojos una comunidad próspera, con todo lo que el hombre necesita para definirse a sí mismo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.