Buenos Aires es leyenda by Guillermo Barrantes & Víctor Coviello

Buenos Aires es leyenda by Guillermo Barrantes & Víctor Coviello

autor:Guillermo Barrantes & Víctor Coviello [Barrantes, Guillermo & Coviello, Víctor]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2003-12-31T16:00:00+00:00


PARTE IV

Personajes y bestias fabulosas

* * *

Balvanera

* * *

El Gigante de Once

* * *

Si bien este mito comenzó con la simple mención de un personaje fabuloso, terminó por conducirnos a los antiguos y oscuros pasajes que se esconden en la Cábala.

Sabíamos por diferentes fuentes que algunos de los habitantes de Balvanera confiaban en la presencia protectora de un ser extraordinario: un gigante que cuidaría, como un ángel guardián, de cada rincón del barrio.

Y cuando decimos «gigante» no estamos exagerando:

Walter M. (vecino): «Se supone que existe un grandote bonachón, una especie de guardián del barrio. Algunos dicen que mide casi tres metros. Acá hay mucha gente que se lo toma en serio».

Jorge H. (dueño de un pequeño hotel del barrio): «Me acuerdo de una vez, hace un año más o menos, que me había quedado sin cigarrillos y salí a buscar un kiosco abierto. Serían las 3 de la madrugada. Lo vi en la plaza. Tenía la altura de los árboles. Caminaba como en cámara lenta. Luego me enteré de que aquella noche, en la plaza, cerca de la boca del subte, estuvieron a punto de violar a una chica, y que el degenerado, de repente, se fue corriendo, como si hubiera visto al Diablo».

Facundo R. (alumno del Colegio San José): «Un compañero de mi escuela dice que a su tío le salvó la vida un gigante de tres metros. Chocó con el auto y, antes de que explotara, el gigante lo sacó».

Los primeros pasos en la búsqueda de los orígenes del Gigante de Once no fueron nada alentadores.

Por un lado, el hecho de profundizar en ciertos testimonios, no arrojó ningún otro dato más que la extraordinaria talla del grandote y sus hazañas solidarias.

Y por otro lado, el estudio de algunos archivos barriales no nos entregó nada relacionado con el mito.

Tomamos la decisión, entonces, de retroceder a las mismas raíces de este tipo de leyendas, y así descubrimos algo que abriría una inesperada puerta en la investigación.

Ya en el primer Libro de la Biblia se hace mención a estos seres:

Génesis, 6.4. «Había gigantes en la tierra en aquellos días…».

También se los nombra más adelante, en otros versículos, como el siguiente:

Números, 13.34. «También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes: y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos».

En ambos pasajes, el término hebreo que se traduce por «gigantes» es nefilim. Aún no se ha decidido si con esa palabra se quiso decir «gigantes», o si sólo hacía mención a una raza de guerreros poderosos. Debido a esta incertidumbre, pueden encontrarse versiones de la Biblia donde, en los mismos versículos, la palabra nefilim se dejó sin traducir.

Ahora bien, al recoger este dato tuvimos la sospecha de que no era la primera vez que nos encontrábamos ante nefilim: esta particular palabra ya nos había llamado la atención en una oportunidad anterior.

Retornamos a los archivos de Balvanera y leímos, por segunda vez, un documento fechado en 1930, el cual hacía referencia a los diferentes acontecimientos de aquel año.



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