Roma y los bárbaros by Terry Jones & Alan Ereira

Roma y los bárbaros by Terry Jones & Alan Ereira

autor:Terry Jones & Alan Ereira [Jones, Terry & Ereira, Alan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2005-12-31T16:00:00+00:00


RODAS

Antes de que Roma entrara en escena, Rodas fue durante muchos años la fuerza dominante en el Mediterráneo oriental. Su puerto principal era el mayor mercado de la región, y gracias tanto a sus barcos como a su armamento naval, de gran eficacia, conseguía mantener las aguas razonablemente limpias de piratas. Dominaba la isla una ciudad amurallada del mismo nombre, construida según un diseño trazado a cordel en torno al año 410 a. C. Tenía cinco fondeaderos, calles pavimentadas, parques, templos y gimnasios, y estaba suntuosamente decorada con monumentos y estatuas. Aún exhibe orgullosa una acrópolis, las ruinas de los templos de Afrodita y Apolo y, por supuesto, el recuerdo de su célebre Coloso, una de las siete maravillas del mundo antiguo. El Coloso de Rodas fue erigido en el año 282 a. C. y antes de ser derribado por un terremoto se erguía, a más de treinta metros de altura, en la entrada del puerto. Un autor romano, Plinio el Viejo, decía que la mayoría de la gente no conseguía siquiera rodear con los brazos el pulgar del gigante caído.

El papel de Rodas en la gestión del comercio marítimo hizo surgir asimismo un código jurídico mercantil notablemente desarrollado al que se conocía como «derecho marítimo de Rodas», y hay que destacar que desde entonces ha venido constituyendo, hasta nuestros días, el fundamento del derecho comercial marítimo. Dado que la datación de este código parece situarse entre el año 800 y el 600 a. C. es probable que debamos considerarlo el primer sistema práctico de derecho comercial de la historia, lo que socava en buena medida toda pretensión que trate de afirmar que los romanos fueron los grandes legisladores del mundo.

No obstante, todo esto llegó a su fin en el siglo II a. C. Roma estaba decidida a hacerse con el control del Mediterráneo oriental, pero Rodas se hallaba demasiado bien defendida como para pensar en un ataque militar. Por consiguiente, los romanos optaron por debilitar la economía de la isla. Rodas dependía de los derechos de portazgo y los cánones que había que pagar por las distintas mercancías que entraban y salían del puerto. Roma se limitó a adueñarse de la vecina isla de Delos y a establecer en ella un puerto libre de aranceles. Esta competencia desleal erosionó poco a poco la entera economía de Rodas. Los ingresos por los impuestos portuarios descendieron un 85%. En el 164 a. C., obligada a doblar la rodilla, Rodas se vio en la necesidad de firmar un tratado por el que se comprometía a tener los mismos amigos y enemigos que Roma.

Viéndose reducidos a esa condición, los isleños tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir de alguna manera. No tuvieron más remedio que explotar el otro gran activo con el que contaban: el de ser un importante centro cultural. En sus días de esplendor, Rodas había dado al mundo una fenomenal producción artística y cultural, con obras maestras de todas clases. Aparte de sus logros científicos, era célebre por sus poetas, escritores, historiadores,



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