Ritos De Madurez by Octavia Butler

Ritos De Madurez by Octavia Butler

autor:Octavia Butler
La lengua: es
Format: mobi
Tags: Ciencia Ficción
ISBN: 9788473865487
editor: Ultramar
publicado: 1989-05-14T16:00:00+00:00


16

El yacimiento de materiales recuperados que era su destino estaba en una ciudad enterrada.

¯Destruida y hundida bajo tierra por los oankali ¯le dijo Gabe a Akin¯. No querían que viviésemos aquí y recordásemos lo que antes fuimos.

Akin miró el gran pozo que el equipo de recuperación había cavado a lo largo de los años, excavando en la ciudad. Ésta no había sido salvajemente destruida, como creía Gabe, sino que había sido recolectada: uno de los transbordadores la había devorado en parte. Los pequeños seres-nave se alimentaban siempre que les era posible, y no había modo más rápido de destruir una pequeña ciudad que hacer aterrizar en ella un transbordador y dejarle que comiese hasta hartarse. Los transbordadores podían digerirlo casi todo, incluido el mismo suelo. Lo que estaba excavando la gente de Fénix eran los restos del banquete. Pero, al parecer, éstos ya eran suficientes para satisfacer sus necesidades.

¯Ni siquiera sabemos cómo se llamaba este lugar ¯dijo amargamente Gabe.

Pilas de metal, piedras y otros materiales yacían desparramadas por todas partes. Los del equipo de salvamento estaban atando cosas con cuerdas de yute, para poder llevárselas. No obstante, todos ellos detuvieron su trabajo cuando vieron a los que llegaban. Primero se reunieron a su alrededor, gritando y saludando a la gente por su nombre, y luego callaron bruscamente cuando se fijaron en los tres niños.

Hombres y mujeres, cubiertos de sudor y polvo, se arremolinaron para tocar a Akin y hablarle, como ellos creían que hay que hablarle a un bebé. Él no les sorprendió contestándoles, pero en cambio las niñas estaban probando su recién aprendido inglés con aquel auditorio.

Gabe se arrodilló, bajó a Akin de la mochila y luego se alzó, dejándolo libre.

¯No le hables como a un bebé ¯le dijo a una polvorienta trabajadora que ya tendía los brazos para cogerlo¯. Puede responderte tan bien como tú..., y entender todo lo que le digas.

¯¡Es muy hermoso! ¯dijo la mujer¯. ¿Es nuestro? ¿Es...?

¯Lo conseguimos de unos comerciantes. Tiene un aspecto más humano que las niñas, pero probablemente eso no signifique nada: es un construido. No obstante, no es mal chico.

Akin alzó la vista hacia él, reconociendo el cumplido..., el primero que recibía de Gabe; pero éste ya se había vuelto para hablar con otra persona.

La mujer del equipo de trabajo alzó a Akin para verle mejor la cara.

¯Ven conmigo ¯le dijo¯. Te enseñaré un agujero en el suelo jodidamente grande. ¿Por qué no hablas como tus amiguitas? ¿Eres vergonzoso?

¯No creo ¯le contestó Akin.

La mujer pareció asombrada, luego sonrió.

¯Vale. Vamos a echarle una mirada a algo que probablemente fue un camión.

Los del equipo de salvamento se habían abierto paso a machetazos entre la espesa vegetación selvática, hasta hacer un claro para su agujero y poder plantar sus cosechas en dos de los lados de la perforación; pero la selva estaba regresando, y algunos, con azadones, palas y machetes, la habían estado limpiando. Ahora hablaban con los humanos recién llegados o examinaban a Anima y Shkaht. Tres humanos seguían a la mujer que llevaba a Akin en brazos, hablando entre ellos de él y, a veces, hablando con él.



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