Rescate by Danielle Steel

Rescate by Danielle Steel

autor:Danielle Steel [Steel, Danielle]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2004-01-31T16:00:00+00:00


12

Cuando Fernanda abrió la puerta y se encontró a Ted y a Rick, les sonrió y se apartó para dejarles pasar. Esta vez Ted iba con un compañero distinto, y entre los dos hombres había cierta complicidad que pareció contagiársele a ella. Enseguida se dio cuenta de que Ted estaba preocupado.

—¿Están en casa sus hijos? —preguntó Ted cuando los hizo pasar a la sala de estar.

Ella rio. La música estaba tan alta en el piso de arriba que la araña del techo temblaba.

—Yo no suelo ponerme este tipo de música. —Sonrió y les ofreció algo de beber, pero ellos rechazaron el ofrecimiento.

Fernanda notó que el segundo hombre tenía un aire un tanto oficioso y se preguntó si no sería el superior de Ted; o quizá no era más que el compañero que había sustituido al hombre que lo acompañó la vez anterior. Ted vio que miraba a Rick y le explicó que era un agente especial del FBI, además de un viejo amigo. Fernanda no entendía qué interés podía tener el FBI en aquello, y se sintió intrigada cuando Ted volvió a preguntar si los chicos estaban en casa. Ella asintió.

—Will se va mañana de acampada, si consigo organizar sus cosas y lograr que se queden en su bolsa de viaje el tiempo suficiente para que salga de casa. —Era como hacer el equipaje de un equipo olímpico; Fernanda no había visto nunca tanto material para jugar al lacrosse en una sola persona—. Ashley se va a Tahoe pasado mañana. Sam y yo estaremos solos un par de semanas.

Will y Ashley aún no se habían ido y ya los echaba de menos. Sería la primera vez que se separaban desde la muerte de Allan, y precisamente por eso se le iba a hacer mucho más difícil. Fernanda se sentó y miró a los hombres con expresión expectante, preguntándose para qué habrían ido a verla. No tenía ni idea.

—Señora Barnes, lo que voy a decirle es una corazonada —empezó a decir Ted con cautela—. Nada más. La corazonada de un viejo policía. Creo que es importante. Por eso hemos venido. Puede que me equivoque, aunque no lo creo.

—Parece algo grave —dijo ella frunciendo el ceño, mirando a uno y luego al otro.

Fernanda no tenía ni idea de qué podía ser. Y, hasta hacía dos horas, lo cierto es que ellos tampoco la tenían.

—Sí, yo diría que es grave. El trabajo de un policía muchas veces consiste en ir uniendo las diferentes piezas de un rompecabezas, uno de esos de mil piezas, de las que unas ochocientas son cielo y el resto corresponden al mar. Durante mucho tiempo, uno no tiene nada concreto, hasta que, poco a poco, se consigue formar un pedacito de cielo, o de mar, y entonces las piezas empiezan a encajar y uno se hace una idea de lo que está viendo. En estos momentos, lo único que tenemos es un fragmento de cielo, un fragmento muy pequeño, pero no nos gusta lo que vemos.

Durante un momento, Fernanda



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