Proyecto Bruno by Ana González Duque

Proyecto Bruno by Ana González Duque

autor:Ana González Duque [González Duque, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2019-02-14T03:00:00+00:00


Ed

Cuando mi madre entra en la habitación, tengo que cerrar a toda pastilla la página que estaba mirando en el ordenador. Nunca llama a la puerta y eso es un peligro potencial teniendo hijos adolescentes. Sobre todo, si tu hijo adolescente es gay y no te lo ha dicho.

—¿Vas a venir a cenar de una vez?

Por el tono que emplea, está irritada.

—¿Me has llamado?

—Tropecientas veces. Pero no te enteras. ¿Cómo vas a oírme si tienes la puerta cerrada y los cascos puestos?

Me quito mansamente los auriculares.

—¿Qué hay de cenar?

—Comida.

—No te enfades, mami.

Me acerco por detrás y la abrazo. Meto la nariz en la curva de su cuello y aspiro. Seguro que le hago cosquillas porque se ríe. Mi madre huele fenomenal. Uno de mis recuerdos más preciados de pequeño es el de dormirme justo en ese sitio, con su aroma familiar acunándome.

Mi padre y Susana ya están sentados a la mesa de la cocina. Él se sirve ensalada de una fuente.

—Vaya, menos mal. El caballero se digna a aparecer. Mira que eres pesado, hijo.

Le debo mi físico a sus genes. Mi padre es alto, huesudo y pelirrojo, aunque entre los cabellos rojizos ya asoman algunas canas. Tiene la piel llena de pecas y las pestañas casi tan transparentes como las mías. Y esa expresión crítica que tanto me incomoda.

—No había oído que me llamabais.

—Es que no es normal que pases tantas horas enchufado al móvil y al ordenador.

Reprimo un suspiro mientras me sirvo pollo de una fuente. Ya empezamos.

—Ahí es donde está ahora nuestra vida social —contesta Susana con la boca llena de lechuga.

—Pues menuda porquería de vida social que tenéis.

Mi hermana me sonríe. Esto es lo que se llama «brecha generacional», supongo. Mi padre siempre tiene algún motivo para criticarme, a pesar de que soy un hijo modelo en muchos aspectos. No bebo (o no mucho), no me drogo, no fumo, saco buenas notas (más o menos), no me he tatuado cosas raras… Mi pensamiento se desvía inmediatamente al tatuaje de Bruno.

—¿Qué ha pasado con Jorge, Ed?

—¿Con Jorge?

No es que me quiera hacer el despistado, pero me ha pillado en Babia. Mamá pone los ojos en blanco. Le da mucha rabia preguntarme algo concreto y que yo esté en las nubes.

—Me he encontrado con Luis hace un rato. Me ha dicho que Jorge se ha metido en una pelea y ha terminado con la nariz y el ojo morado.

Elena debe habérselo contado a su padre. Me pregunto por qué lo ha hecho. Ahora tengo que dar explicaciones de algo que preferiría evitar... porque, de algún modo, siento que me atañe.

—Eeeeh… —Intento poner en orden mis ideas.

—Espero que no te estés metiendo en peleas —. La voz de mi padre ha aumentado, en un tono, su severidad.

—No, yo no me metí en la pelea. Es que Leo estaba insultando a Soci, y entonces Bruno…

—¿Ese nuevo que está para mojar pan? —interrumpe mi hermana.

—¡Susana! —Mi padre la reprende más sorprendido que enfadado, mientras mamá ahoga una risita.

—Es que es verdad, está buenísimo.



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