Para una historia de la nueva literatura alemana by Heinrich Heine

Para una historia de la nueva literatura alemana by Heinrich Heine

autor:Heinrich Heine [Heine, Heinrich]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Crítica y teoría literaria
editor: ePubLibre
publicado: 1833-01-01T00:00:00+00:00


IV

Sobre las relaciones del señor Schelling con la escuela romántica sólo he podido dar unas someras indicaciones. Su influjo fue predominantemente de tipo personal. Desde que, gracias a él, hizo progresos la Filosofía Natural, los poetas empezaron a prestar más atención a la Naturaleza. Unos se sumergieron con todos sus sentimientos humanos dentro de la Naturaleza; otros se aprendieron algunas fórmulas mágicas en las que se intentaba captar y expresar alguna característica humana a partir de la Naturaleza. Los primeros fueron místicos auténticos y podrían compararse en muchos aspectos con los miembros de las religiones hindúes, que se fusionan con la naturaleza y empiezan a sentir en contacto y comunicación con la naturaleza. Los otros eran más bien brujos, que conjuraron con todas sus fuerzas a los peores espíritus de la naturaleza, a imitación de los magos árabes, que poseen la ciencia de dar vida a capricho a cualquier piedra y de convertir en piedra cualquier ser viviente. A los primeros pertenecía, principalmente, Novalis; a los últimos, Hoffmann.

Novalis vio por todas partes prodigios, encantadores prodigios. Acechó el diálogo de las plantas, conoció el secreto de cada rosa joven y terminó justificándose con la Naturaleza toda; al llegar el otoño y caerse las hojas, murió[77]. Hoffmann, muy al contrario, sólo vio fantasmas, que le salían al paso desde cualquier tetera china o desde cualquier peluca berlinesa; era un mago que convirtió a los hombres en bestias y a éstas en Consejeros de la Corte real de Prusia; poseyó la facultad de hacer salir a los muertos de sus tumbas, pero la vida misma le rechazó como a un fantasma lúgubre. Y él lo sintió; sintió que él mismo se había convertido en un fantasma; la Naturaleza toda era para él como un espejo deforme en el que sólo veía su mascarilla de muerto reflejada de mil maneras diferentes. Sus obras no son otra cosa que un horripilante grito de angustia en 20 volúmenes.

Hoffmann no pertenece a la Escuela Romántica. Nunca estuvo en contacto con los Schlegel y mucho menos con sus teorías. Le menciono aquí sólo para contraponerle a Novalis, que es por todos los costados un poeta de aquella escuela. Novalis es menos conocido en Francia que Hoffmann, que ha tenido la suerte de ser presentado al público francés de forma tan elegante por Loeve-Veimars[78] y que gracias a ello goza de tanto prestigio en Francia. En Alemania actualmente no está de moda Hoffmann, pero lo estuvo anteriormente. En su época fue un autor muy leído, pero su público estaba compuesto exclusivamente por hombres cuyos nervios eran demasiado fuertes o demasiado débiles para dejarse excitar por acordes suaves.

Las personas verdaderamente inteligentes y las naturalezas poéticas, en cambio, no quisieron saber nada de Hoffmann. Éstos preferían a Novalis. Pero, en honor de la verdad, Hoffmann fue un escritor de más categoría que Novalis. Éste, con sus figuras idealizadas, se mueve en el vacío, mientras que Hoffmann, con todos sus tipos fantásticos, permanece más aferrado a la realidad concreta. Pues, igual que



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