Paciente Cero by Jonathan Maberry

Paciente Cero by Jonathan Maberry

autor:Jonathan Maberry [Jonathan Maberry]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Terror, Lang:es
publicado: 2013-08-02T11:08:47+00:00


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Crisfield, Maryland / Miércoles, 1 de julio; 2.33 a. m.

El helicóptero aterrizó detrás de un parque de bomberos voluntarios situado a kilómetro y medio de la planta. Junto a nosotros había un segundo helicóptero y el aparcamiento estaba atestado de todo tipo de vehículos oficiales, la mayoría pintados para que no pudiesen ser identificados. Pero ya he visto suficientes como para saberlo.

Salimos y entramos corriendo por la puerta trasera de la estación. Gus Dietrich ya estaba allí, junto a dos estanterías con ruedas llenas de equipamiento. Cada miembro del equipo recibió un comunicador que parecía un dispositivo Bluetooth aerodinámico. Se podía cambiar de canal tocando el auricular. El canal uno era un canal seguro para la comunicación entre el equipo, que sería monitorizado por Church y su grupo de mando desde una furgoneta que estaba aparcada a un kilómetro de la planta. Otros canales eran para operaciones de todo el equipo, en caso de que fuese necesaria la intervención de grupos de operaciones especiales, SWAT y otros especialistas que estaban en alerta. Uno de los canales estaba reservado como línea privada entre Church y yo.

Los trajes Hammer de Saratoga habían llegado y todos nos los pusimos. Parecían monos normales y eran sorprendentemente cómodos y móviles. Di algunas patadas y puñetazos al aire con el traje puesto e, incluso con el chaleco de Kevlar y otros protectores de piernas y brazos, no ralentizaban mis movimientos demasiado. El de Bunny le quedaba un poco más apretado y parecía un lomo embuchado.

Elegimos las armas. Yo todavía no tenía silenciador para mi 45, así que me quedé con la Beretta M9; de todas formas era más ligera y ya estaba cargada con balas Parabellum de nueve milímetros de punta hueca. Cuando levanté la mirada vi que Rudy me estaba mirando. Sus ojos transmitían duda y preocupación.

—Si vis pacem, para bellum —cité mientras levantaba el arma.

Él entrecerró los ojos y pensó en la traducción.

—«Si quieres paz, prepárate para la guerra.»

—Así es —murmuró Top desde unos metros de distancia.

—¿Con Parabellum te refieres a la marca del fabricante de armas? —preguntó Rudy.

—No —dije mientras comprobaba el cargador y lo volvía a colocar en su sitio—. La munición es Parabellum de nueve milímetros. El nombre viene de una cita de un escritor romano, Publius Flavius Vegetius Renatus.

—Al menos tu educación escolar no ha sido en balde —dijo Rudy. Luego se aclaró la voz—. Buena suerte a todos. Volved sanos y salvos. —Retrocedió y se sentó en el parachoques trasero de uno de los coches de bomberos, con los brazos sobre el regazo y los dedos entrelazados en un nudo nervioso. Estaba sudando, pero dudo que tuviese nada que ver con el calor de aquella húmeda noche de julio.

Le guiñé un ojo y metí cargadores extra en una bolsa con velcro que llevaba en la cintura. Todos mis chicos tenían MP5 con silenciadores de desmontaje rápido. Me até a la pantorrilla un cuchillo de guerra, el cuchillo de combate de los Ranger, que mide más de ocho centímetros desde



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