Oscuro y Feroz by Lydia Dare

Oscuro y Feroz by Lydia Dare

autor:Lydia Dare [Dare, Lydia]
La lengua: spa
Format: mobi
Tags: Sobrenatural, hombres lobo, Romántica
editor: Esencia
publicado: 2012-01-01T00:00:00+00:00


Cuando Elspeth salió de la habitación, se encontró a Sorcha sentada en el sofá con la cabeza entre las manos. Ben había desaparecido.

—¿Sorcha?

La joven levantó la cabeza y Elspeth vio que había estado llorando.

—¿Qué te pasa?

—Oh, Ellie —respondió la brujita, levantándose del sofá—, te he fallado. Lo siento. Y eso que os acompañé para protegerte y que no te vieras envuelta en este tipo de problemas.

Pero a Elspeth no le parecían tales. La idea de casarse con un hombre al que apenas conocía le daba un poco de miedo, pero no lo veía como un problema. La consolaba mucho pensar que exploraría esa nueva etapa de su vida junto a Ben. Si se hubiera tratado de cualquier otro, habría estado aterrorizada.

Elspeth abrazó a su amiga.

—No estés triste, Sorcha. Ya verás cómo todo saldrá bien.

—Cait se pondrá furiosa —replicó ésta, lloriqueando.

Elspeth sabía que Sorcha no exageraba. Le secó las lágrimas.

—No lo permitas. Párale los pies. Además, creo que ha sido cosa del destino. Ni siquiera Cait ha podido evitar que mi camino se cruce con el de Ben.

—Lo mismo creo yo —dijo Sorcha, asintiendo con tristeza.

—¿Dónde está Ben?

Sorcha señaló hacia la puerta de la calle.

—Peleándose con Alec MacQuarrie en el patio.

—Mo chreach! —murmuró Elspeth, dirigiéndose hacia allí a la carrera. Pero cuando llegó al patio, lo que vio fue a dos buenos amigos abrazándose y dándose palmadas en la espalda.

Los dos hombres se volvieron hacia ella al mismo tiempo.

—Sorcha me dijo que os estabais peleando.

Ben avanzó hacia ella, con una sonrisa en los labios.

—Qué va. MacQuarrie y yo sólo estábamos discutiendo un poco. Nada que deba preocuparte. ¿Estás lista para ir a ver al pastor?

Sin pensar, Elspeth asintió vigorosamente. Al mover la cabeza tan de repente, el mundo empezó a darle vueltas. Se habría caído al suelo si Ben no la hubiera sujetado.

—¡Ellie! —exclamó Ben, angustiado.

Ella se agarró de su chaleco y le dedicó una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora.

—Supongo que aún estoy un poco débil. Nada que deba preocuparte —dijo ella, repitiendo las palabras de Ben.

Benjamin le levantó la barbilla para mirarla a los ojos. Su cejo fruncido le dijo a Elspeth que no lo había tranquilizado en absoluto.

—Yo decidiré qué debe preocuparme y qué no.

Elspeth se apartó de él.

—Estoy bien.

Cuando Alec MacQuarrie murmuró algo que Elspeth no distinguió, Ben se volvió hacia él.

—Ya te lo he dicho, Alec. No es lo que piensas. —Volviéndose hacia Elspeth, añadió—: ¿Te ves con fuerzas para ir a ver al pastor, cariño? MacQuarrie no descansará hasta que nos vea legalmente casados.

Elspeth sonrió.

—Sí, me encantaría.

A su espalda, Sorcha ahogó una exclamación.

—¿Vais a la iglesia? ¿Ahora?

—¿Por qué no nos acompañas? —le preguntó Elspeth hablando por encima del hombro.

Cuando su amiga bajó la mirada al suelo, encorvando la espalda, Elspeth le rodeó los hombros con el brazo.

—Me encantaría que vinieras.

—Cait me matará de todas maneras, así que, de acuerdo. Iré.

Elspeth la animó con unas palmaditas en la espalda antes de volverse hacia Alec MacQuarrie.

—¿Has visto a Caitrin? ¿Cómo se encuentra?

Alec frunció el cejo, como si estuviera tratando de resolver un acertijo.



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