Op center equilibrio de poder by Tom Clancy

Op center equilibrio de poder by Tom Clancy

autor:Tom Clancy [Clancy, Tom]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Roman
publicado: 2011-01-19T23:00:00+00:00


20

Martes, 4.45 hs. Madrid, España La noticia del brutal asesinato de Adolfo Alcázar llegó rápidamen te a oídos de Darrell McCaskey, vía Luis García de la Vega. Tal como mandaba la ley, Luis reportó el homicidio al Ministerio de Justicia de Madrid. Desde allí, un funcionario de alto rango del turno noche transmitió discretamente la información al asistente personal del general Amadori, Antonio Aguirre. Aguirre -ex funcionario de Francisco Franco-fue personalmente a la oficina del general, golpeó una vez la puerta y esperó a que lo invitaran a pasar. Una vez adentro, le dio la noticia al general.

Amadori no demostró sorpresa al enterarse del asesinato de Adol fo. Tampoco lo lamentó. Cómo podría… si apenas lo había conocido. Por razones de seguridad, ambos hombres se habían visto y comunicado lo menos posible. De ese modo, si Adolfo era arrestado y obligado a hablar, no habría nada que lo vinculara al general fuera de su propio testimonio. No habría registros telefónicos, anotaciones ni fotografías. Para Amadori, Adolfo Alcázar era un leal soldado de la causa, uno de los tantos revolucionarios a quienes el general no conocía y no podía conocer.

Pero lo que el valiente y devoto Alcázar había hecho era un hito que había ayudado a hacer posible la revolución. El general juró en voz alta frente a Antonio Aguirre que su muerte sería vengada y sus asesinos eliminados. Sabía exactamente dónde buscarlos: en la familia Ramírez. Nadie más tenía los motivos y los medios para eliminar a Adolfo. Sus muertes servirían de ejemplo, gracias a ellas todos sabrían que el general pretendía borrar toda resistencia del mapa de España.

Y, por supuesto, como le dijo el general a Antonio, la cacería y poste rior ejecución de la familia Ramírez servirían a otro propósito. Asustarían y disuadirían a otras familias que pensaran oponérsele. Precisamente por esa razón el golpe tendría que ser muy público y muy dramático.

El general dio la orden a Antonio de ponerlo en marcha. Antonio hizo la venia, giró sobre sus talones y salió sin decir palabra. Fue directamente a su escritorio y llamó por teléfono al general Américo Hoss a la Base Tajo de la Fuerza Aérea, en las afueras de Toledo. Las órdenes del general fueron comunicadas verbalmente. Igual que Adolfo, el general Hoss estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para servir al general Amadori.

Todavía estaba oscuro cuando los cuatro helicópteros HA-15 aban donaron la base. Como la mayoría de los helicópteros de la Fuerza Aérea española, los HA-15 eran naves de transporte, no de combate. Estos helicópteros, de treinta años de edad, habían sido equipados con un par de cañones de 20mm montados en los laterales, cañones que sólo se habían utilizado en misiones de práctica. Pero ésta no era una misión de práctica. Cada helicóptero transportaba un complemento de diez soldados, cada uno de ellos armado con una ametralladora Z-62 o un rifle Modelo L-1-003 adaptado para cartuchos M16 estándar. El comandante de la misión, mayor Alejandro Gómez, tenía órdenes de tomar el astillero y utilizar todos los medios a su alcance para obtener los nombres de los asesinos.



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