Normas para padres hartos de discutir by Dolores Curran

Normas para padres hartos de discutir by Dolores Curran

autor:Dolores Curran [Curran, Dolores]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Autoayuda, Educacion
ISBN: 84-89778-64-7
editor: Ediciones Mèdici
publicado: 1999-06-01T22:00:00+00:00


Atmósfera

Antes he comentado que todas las familias tienen una atmósfera determinada. Aunque esta atmósfera fluctúa en la vida diaria de todas las familias, dependiendo de las tensiones de cada momento, la mayoría de las familias tienen una atmósfera básica, que oscila entre el pesimismo y el optimismo, el ruido y la calma, el conflicto y la armonía, el caos y el orden.

Algunas familias suelen adoptar una actitud optimista, incluso cuando tienen conflictos o atraviesan momentos difíciles, mientras que otras adoptan una actitud permanentemente pesimista incluso cuando las cosas van bien. ¿A qué se debe esta diferencia? Un aspecto fundamental es la actitud de los padres ante la vida en general. Cuando los padres tienen una visión positiva y optimista de los demás, el trabajo y el mundo en general, los niños absorben esa actitud y la modelan en la vida de cada día. Ven los conflictos y los contratiempos como algo normal y superable. Son capaces de quitar importancia a los errores propios y ajenos y saben ver los aspectos positivos de los fracasos.

La conversación tiende a ser más positiva que negativa: «¿Qué cosas buenas nos han ocurrido hoy o han ocurrido en el mundo?»; «¿Cuáles son nuestras metas?»; «¿Cómo nos apoyaremos mutuamente en las actividades que tenemos pendientes?». Éste es el tipo de familia en que preguntas como: «¿Has tenido un buen día?» o «¿Cómo te fue el partido (o la presentación o la conferencia)» se formulan sinceramente. Cuando tienen que cenar las sobras de varias comidas, dicen que esa noche toca «buffet libre», y no se sumen en la autocompasión cuando el mal tiempo obliga a cancelar una excursión familiar, sino que sacan la baraja de cartas o se dedican a contar historias de miedo con las luces apagadas.

En estas familias existen conflictos, pero se afrontan y se olvidan, en vez de darles vueltas constantemente. Los padres suelen hablar de sus familiares compañeros de trabajo y vecinos de una forma positiva, fijándose en sus puntos fuertes en vez de en débiles. Las malas noticias a menudo van seguidas de frases como: «Bueno, lo positivo de todo esto es que...».

En mi trabajo sobre el estrés en las familias militares, constaté que las familias que tienen una actitud positiva son las que mejor se adaptan a los traslados. Incluso cuando les asignan un destino que los padres consideran no deseable, por ejemplo, el traslado inminente a un campamento aislado en un área donde las condiciones climatológicas son duras, no transmiten esa sensación de mala suerte a los niños. Y, si sus peores temores se hacen realidad, no se lamentan porque les haya tocado la peor carta, sino que anuncian: «¡Buenas noticias! ¡Me han destinado al campamento X! Tendremos que jugar bajo el viento y presenciaremos las tormentas más fuertes de todo el país. ¡Será increíble! ¿No os parece?».

Sacarán mapas y guías turísticas y animarán a los niños a pensar en una nueva vida. Se aprovecharán de que la adaptación de los niños a un nuevo entorno está directamente relacionada con la actitud de los padres hacia ese lugar.



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