No te enamores de Nika by Meera Kean

No te enamores de Nika by Meera Kean

autor:Meera Kean
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-05-17T16:32:08+00:00


Capítulo 28

En ocasiones, una semana podía sentirse como un mes. Desde la celebración de Navidad en la mansión hasta la cena de fin de año, habían sucedido tantas cosas que perdí la noción del tiempo.

Julien y Sophie volvían a ser los mismos de antes. Él pasaba las fiestas en Soleil y disfrutaban de cada minuto juntos. Nika y yo, tras mi ridícula escena de celos, regresamos a nuestro juego secreto, cargado de miradas y mensajes subidos de tono.

Acordamos ir a la fiesta de Paul, la que había mencionado Charles, después de medianoche. El escenario era ideal para comenzar el año, pero quedaba un detalle: la reconciliación de mis mejores amigos.

—Soph —llamé por encima del sonido de la música.

Se giró con una sonrisa, quitándole su atención a Julien, que le daba de comer cubitos de gelatina.

—¿Ha pasado algo?

—Te necesito. —Miré de reojo a su novio para que aportara su granito de arena al plan.

—Ve con ella —estuvo de acuerdo el pelirrojo—. Los del equipo no me dejan en paz, así no tienes que aguantar sus idioteces.

Mi amiga sonrió, aliviada de evitar las charlas de fútbol. Atravesamos la sala. En el suelo tenía lugar un extraño juego que incluía vasos de cerveza, naipes y un cronómetro.

Lo que sucedía en casa de Paul no se podía llamar fiesta. En el patio trasero la gente bailaba con música baja, pero la mayoría estaba bebiendo y haciendo historias sin sentido producto del grado de alcohol que cargaban desde la tarde. Empezar el año borracho era tradición para algunos.

—¿Dónde estabas? —preguntó mi amiga cuando subimos al segundo piso.

—Con Aksel —mentí, porque había estado conversando con Nika.

Llegamos a la última habitación al final del pasillo, era la única de la que no se escapaban gemidos.

—¿A dónde me llevas? —preguntó.

No contesté. Fue mejor arrastrarla dentro y cerrar la puerta a mi espalda para que no pudiera escapar. Se quedó inmóvil al ver a Dax y me posicioné entre los dos como mediadora.

Ella se balanceaba sobre los talones, mirando en cualquier dirección. Él no paraba de retorcerse las manos, que mantenía entrelazadas a la espalda.

—No pueden seguir así. —Pasé la vista de uno a otro, esperando un asentimiento que jamás llegó—. Dado que se comportan como niños, lo haremos como en el equipo.

Sophie me miró con mala cara por la encerrona, el reclamo en mi voz o ambas cosas.

—Yo me voy —expliqué, aunque ambos supieran cómo funcionaba— y ustedes conversan sobre lo que necesiten. Una vez que salgan, todo está olvidado.

—Pero…

—¿Queda claro? —repetí con la amenaza implícita.

Asintieron al no tener opción y me alejé.

—No tarden demasiado —sugerí desde la puerta—. Quiero llegar a casa antes del amanecer.

No esperé respuesta y deseé con todas mis fuerzas que lo solucionaran. La idea de ponerlos frente a frente no había sido mía, sino de Nika, y era mi única esperanza.

Estaba a punto de bajar cuando el susodicho apareció de la nada.

—¿Funcionó? —preguntó Nika. Subía los escalones a paso lento.

—No sé, ahora mismo deben de estar mirándose como tontos.

Me apoyé en el pasamanos, en lo alto de la escalera.



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