No Soy Ella (Amores Imposibles nº 4) by Amaya Evans

autor:Amaya Evans [Evans, Amaya]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romantica
publicado: 2018-06-21T22:00:00+00:00

CAPÍTULO 7

David llegó esa tarde con otro ramo de flores y esperanzado de que esa vez, Brianna aceptara verlo. Cuando lo hicieron pasar al salón, se imaginó que sería su madre la que otra vez llegaría para decirle que ella no quería verlo, pero se sorprendió al ver que la misma Brianna fue quien bajó a atenderlo.

—Brianna, mi amor—fue acercándose a ella.

—Por favor, no lo hagas.

David se tensó—tu madre me dijo que estabas molesta por lo que pasó esa noche en la fiesta, pero cariño, te aseguro que nadie está hablando de eso.

—El hecho de que no parezca en el periódico en la sección de sociales, no significa que la sociedad no especule sobre ello.

—Por Dios, Brianna. Te aseguro que no es así.

— ¿Sabes quién vino a verme?

—No, no lo sé.

—Úrsula. Vino a echarme en cara que ella está segura de que sientes algo por ella todavía y que me estás usando para olvidarla.

Eso lo dejó confundido ¿Qué ganaría Úrsula al hacer aquella afirmación? Ahora sabía porque había accedido tan fácilmente a bailar con él esa noche. Su intención era precisamente dejar mal a su prima haciendo que todo el mundo pensara que él no la había olvidado y de esa manera haría que ella rompiera. ¿Cómo pude ser tan idiota?

—Solo dime algo—lo miró a los ojos tomando aliento— ¿Todo este tiempo que has estado cortejándome, lo has hecho por el parecido que tengo con mi prima?

—Por supuesto que no—respondió enseguida.

—Vi como la mirabas en el baile y hasta su esposo se veía molesto por tus atenciones.

—Lo de Úrsula y yo fue hace mucho y yo simplemente me aparté para que ellos fueran felices y acepté que ella nunca me quiso. Pero ahora he superado ese momento y solo deseo estar contigo comenzar una nueva vida. Confieso que tal vez al inicio tu parecido me sorprendió y hasta por causa de él comencé a buscarte pero luego todo cambió—llegó hasta ella—tus hermosos ojos me miraban con tal calidez que no podía resistirme a ir cayendo poco a poco bajo su embrujo. Sin hablar de tu forma de ser sincera y llena de vida. Tener una mujer como tú, a mi lado sería una suerte y un honor—tomó su mano y la besó dulcemente.

—¿Estás seguro, David? No quiero que cometamos un gran error.

—Completamente, mi cielo—la abrazó—lo siento, fui un estúpido al bailar con tu prima y causarte tanto daño. Volvió a abrazarla—no hay errores aquí, cariño. Todo saldrá bien.

Ella se sentía tan bien en sus brazos, tan segura que quiso creerle y le dio otra oportunidad. Pero de corazón pensaba no arrepentirse.

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