No kid by Corinne Maier

No kid by Corinne Maier

autor:Corinne Maier [Maier, Corinne]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Padres e hijos
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T05:00:00+00:00


21. PADRE O MADRE ANTE TODO… NO, GRACIAS

Aunque dirija una empresa, venda millones de discos o desempeñe un trabajo apasionante, esperamos que la mujer diga que sus hijos están por encima de todo lo demás. Cada vez más, el hombre está sometido a las mismas limitaciones de la corrección progenitora. ¿Podemos imaginar a los dos principales candidatos a las elecciones presidenciales del 2007, Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy, confesando que sus actividades políticas están por encima de todo? Sin embargo, vistas sus agendas, algunos hombres y mujeres de nuestra clase política no deben de pasar mucho tiempo en casa… Es el caso de François Bayrou, también candidato, cuyo modelo familiar, tal como nos lo desvela Le Monde, es el siguiente: «Seis hijos y su esposa Élisabeth, que los ha cuidado a menudo sola en Bordères, mientras François hacía política en París»[10]. Sin que le cueste ninguna preocupación, el candidato adopta un bonito traje de padre de familia, especialmente cortado para las elecciones. ¡Buena jugada, François!

En Francia nunca ha habido un presidente de la República que no tuviera hijos. En el extranjero tampoco abundan, y cuando aparece una childfree como la cancillera alemana Angela Merkel, nos sorprende. Tener hijos es un argumento electoral de peso que los candidatos no vacilan en explotar en la escena mediática en forma de edificantes fotos familiares. El presidente Kennedy marcó la pauta en la década de 1960[11]. Recordemos esa imagen en la que el presidente está sentado frente al escritorio de la Casa Blanca mientras su hijo se entretiene jugando en el suelo. El niño es, simplemente, una ayuda para venderse, una pancarta publicitaria ambulante que dice: «Mi padre (o mi madre) es una persona de fiar, podéis votar por él (o ella) con toda confianza, ya que, como tiene hijos, sabrá comprender vuestros problemas».

Nos cuesta imaginar a una personalidad pública que reconozca lo siguiente: «Mi trabajo pasa por delante, para eso se han inventado las canguros…». Sería un error de comunicación importantísimo, susceptible de hundir una carrera. Madre ante todo, profesional después, mujer en último lugar: este es el terceto ganador. No intentemos invertir las prioridades, porque está feo. Las palabras sinceras y cargadas de sensatez de la modelo Adriana Karembeu cuando declaraba: «Tener hijos me asusta un poco, porque tengo miedo de no estar a la altura o de repetir los errores de mis padres», le valieron unos cuantos problemas.

Sin embargo, la Karembeu tiene razón. Toda supermami es una mala madre en potencia, y se siente culpable por ello. El hecho de traer un niño al mundo, y sobre todo, quizá, «haberlo deseado», suscita un sentimiento de culpa aterrador. «He creado un ser humano y soy responsable de él» es una carga muy difícil de sobrellevar. Toda madre teme ser una madrastra malvada: nunca hace lo suficiente, no cuida bien a sus hijos, nunca está lo bastante disponible, nunca suficientemente «alerta», nunca prepara suficientes cenas, suficientes menús «equilibrados»… No, nunca hace lo suficiente, sobre todo porque su propia madre (y las feministas) la



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