No hay vuelta atrás: El poder de las mujeres para cambiar el mundo by Melinda Gates

autor:Melinda Gates [Gates, Melinda]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2019-05-01T00:00:00+00:00

Yo lo quise

Todos esos rasgos del carácter y ese contexto hacían que Bill fuera adecuado para formar una pareja equitativa. Aun así, creo que no habríamos llegado muy lejos en ese sentido si yo no le hubiera dado prioridad. A veces pregunté. Otras tuve que presionar.

Dejadme que os cuente el momento en que supe que realmente quería ser igual que Bill en la fundación.

En 2006, Warren Buffett anunció la mayor donación que nadie había hecho jamás para una causa. Comprometió el grueso de su fortuna con nuestra fundación, lo que dobló nuestra dotación y abrió nuevas oportunidades de inversión en todo el mundo. Nos quedamos atónitos con su generosidad y abrumados por su confianza. Warren estaba delegando en Bill y en mí las decisiones sobre cómo gastar el dinero. Los dos estábamos muy emocionados con lo que se podría hacer con la donación de Warren, pero yo también me sentí sobrepasada por la responsabilidad de decidir cómo invertiríamos su fortuna y lograr un beneficio salvando y mejorando vidas.

Los tres planificamos una rueda de prensa en la biblioteca pública de Nueva York para anunciar la donación. En ese momento, Bill dirigía Microsoft, Warren dirigía Berkshire Hathaway y yo estaba centrada en la fundación, viajaba mucho para ver nuestros programas pero sin hacer muchas apariciones en público. Sería la primera rueda de prensa que daría en nombre de la fundación, y me la preparé a conciencia. Pensé mucho en qué quería decir y lo que había aprendido y visto en todo el mundo. Quería rendir homenaje a Warren y estar preparada para hablar con sensatez sobre lo que podríamos hacer con su dinero.

En la rueda de prensa, Bill, Warren y yo contestamos con detenimiento a muchas preguntas. Cuando los periodistas preguntaron cómo teníamos previsto ampliar nuestro trabajo, yo tenía respuestas. Queríamos invertir en mejorar el rendimiento agrícola, dije, en micropréstamos y en combatir más enfermedades infecciosas. Cuando los periodistas preguntaron por los detalles, se los di, y expliqué las lecciones aprendidas durante mis viajes.

Fue un punto de inflexión para mí. Sinceramente, no me había dado cuenta de cuánto me apasionaba el trabajo hasta que me oí hablando de él en público con Bill y Warren. Entonces vi que era evidente que tenía que ser una colaboración entre iguales. No era solo que yo lo necesitara y Bill también, sino que la fundación lo necesitaba. En ese momento supe que lo deseaba de verdad. Nunca le conté a Warren el efecto que tuvo su donación en mí, pero debería haberlo hecho hace tiempo. Para mí es un mentor incomparable, y su donación provocó una mejora radical en mi crecimiento.

Aquella rueda de prensa tuvo un efecto parecido en Bill. Él también entendió que teníamos que ser compañeros iguales, y eso significaba que yo debía comparecer más en público. Por supuesto, también implicaba dejarme guiar por Bill, que tenía mucha más experiencia como personaje público. Podría haberse mostrado paternalista, pero nunca lo fue, siempre me apoyó. A decir verdad, dudo que a Bill le preocupara

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