Mundo tenebroso by Daniel F. Gayoule

Mundo tenebroso by Daniel F. Gayoule

autor:Daniel F. Gayoule [Gayoule, Daniel F.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 1960-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo X

JARED trató de rehuir aquellas absurdas impresiones, las imágenes contradictorias de orientación física. Estaba seguro de que seguía tumbado en el Corredor, cerca de la goteante estalactita. Pero también estaba seguro de que se encontraba en otro lugar.

El drip-drip del agua se convirtió en un cansado tap-tap-tap y de nuevo en un drip… drip. La roca dura y rugosa sobre la que descansaba su cuerpo febril se convertía entonces en las suaves fibras de maná, amontonadas sobre una repisa.

En la fase siguiente de aquel cambio alternativo de lugares, el distante tap… tap… tap captó toda su atención. Y sus ecos bien definidos daban la impresión de alguien sentado en un reborde, tamborileando la piedra con los dedos, con expresión ausente. ¡Por la Luz, qué viejo era aquel hombre! De no haber sido por el movimiento de su mano, se lo hubiera podido tomar fácilmente por un esqueleto. La cabeza que temblaba de una manera senil, parecía una calavera. Y la barba, raía y descuidada, se arras traba por el suelo, hasta hacerse delgada e inaudible.

Tap tap… tap… drip dríp…

Jared estaba de nuevo en el corredor. Y del mismo modo como los sones se confundían, la luenga barba se metamorfoseó en la húmeda estalactita.

Tranquilízate, Jared. Ahora todo va bien.

Él casi se arrancó a su sueño.

—¡La Buena Supervivencia!

—Será mejor que me llames Leah; es más sencillo.

Él trató de recordar aquel nombre y luego pensó:

—Otra vez estoy soñando.

—Por el momento…, sí.

Intervino otra voz ansiosa y silenciosa:

—¿Cómo está, Leah?

—Está despertando —dijo ella.

—Ya lo oigo. ¿Jared?

Jared, empero, había vuelto al corredor…, pero sólo por un momento. No tardó en hallarse de nuevo tendido sobre el jergón de fibras de maná, en un reducido mundo, con la vaga silueta de una mujer inclinada sobre él y un hombre viejísimo sentado junto a la pared del fondo golpeando la roca con sus dedos.

—Jared —dijo la mujer—, la otra voz que has oído es de Ethan.

—¿Ethan?

—Tú le conocías como el Pequeño Oyente antes de que le cambiásemos el nombre, Ha salido de caza, pero ya vuelve.

Jared se hallaba sumido en un mar de confusiones.

Más para calmarlo que por cualquier otra razón —estaba seguro de ello—, la mujer le dijo:

—Me parece imposible que hayas encontrado el camino hasta aquí, después de tantas gestaciones.

Empezó a decir algo, pero ella le interrumpió:

—No me expliques nada. La he oído todo en tu mente… qué estabas haciendo en las galerías, cómo os picaron las arañas…

—¡Della! —gritó él, recordándolo todo.

—No le ocurrirá nada. Os encontré a tiempo.

De pronto se dio cuenta de que estaba despierto y que las últimas palabras de la Buena Superviviente habían sido habladas.

—No la Buena Superviviente, Jared… Leah.

Y se quedó pasmado por su audible impresión de la mujer. Con las manos le palpó la cara, los hombros, los brazos… ¡Aquella mujer no era vieja!

«¿Qué esperaba encontrar?… ¿Alguien como el Hombre Eterno?». —Leah envió sus pensamientos hacía él—. «Después de todo, yo era en realidad una niña cuando me comunicaba contigo».

Él la escuchó con más atención. ¿No le había dicho



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.