Moros y cristianos by José Javier Esparza

Moros y cristianos by José Javier Esparza

autor:José Javier Esparza [Esparza, José Javier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2011-02-01T05:00:00+00:00


El reparto de Navarra y el crimen de Peñalén

Comienza la década de 1070 y todo en la España cristiana está cambiando con rapidez. El Reino de León ha recuperado Castilla y se ha convertido en una potencia temible. El condado de Barcelona, bajo los hijos gemelos de Almodís, se derrama a los dos lados del Pirineo catalán. Aragón se construye a marchas forzadas, al ritmo que marcan su expansión territorial y las reformas eclesiásticas. Nos queda ver qué estaba pasando en Navarra. Y lo que vamos a encontrar es pasmoso: un asesinato en la corte.

El muerto: el propio rey, Sancho IV, hijo de García Sánchez, nieto de Sancho el Mayor. A este Sancho IV le van a matar y, sobre su cadáver, los territorios del reino se romperán como un cristal. Navarra se parte y la corona pasa a otras sienes. Es la historia que vamos a contar ahora.

Sancho IV, llamado el Noble y también el de Peñalén, no empezó siendo un mal rey. Había heredado la corona en condiciones muy difíciles, en el campo de batalla de Atapuerca, ante el cadáver de su padre, García Sánchez III. Tenía entonces sólo catorce años. Su madre, Estefanía de Foix, le condujo durante aquellos primeros pasos. Enseguida tuvo que afrontar la amenaza castellana, que contuvo como pudo. En Aragón encontró firmes aliados: su tío Ramiro I y después, su primo Sancho Ramírez. Su peor crisis, la «guerra de los tres Sanchos» —aquí la hemos contado—, la superó con éxito. Antes y después de eso, su mayor preocupación fue garantizar ingresos sostenidos para el reino a través de las parias de Zaragoza. Sostenidos y sustanciosos: 12.000 monedas de oro anuales, nada menos.

Todo parecía en orden y bien encauzado. Sin embargo, a partir de un determinado momento Sancho IV empieza a hacer cosas extremadamente discutibles. Primero se enemista con Sancho Ramírez de Aragón, al que amenaza con ocupar las tierras repobladas en el norte de Huesca. ¿Por qué hizo eso el de Pamplona? Porque quería asegurarse el cobro de las parias de Zaragoza, cuyo rey moro estaba en guerra con Aragón. Por el mismo motivo, el rey de Navarra obligó a una enojosa inactividad a la nobleza guerrera del reino, que tenía vetado atacar al moro. Y mientras tanto, Sancho IV aprovechaba para construirse una notable fortuna a base de dinero contante y sonante, pero también de ganado, reservas de vinos, pieles, armaduras, lujosas monturas… La codicia.

Hay constancia documental de que las tensiones entre Sancho y los nobles navarros alcanzaron extremos poco soportables. Reiteradas veces fue necesario renovar los juramentos y los compromisos, pero Sancho los interpretaba siempre a su favor buscando sacar la mayor tajada. En su codicia el rey llegó a ejemplos de arbitrariedad inconcebibles. Uno de ellos: en un cierto momento, el rey, en el peor estilo de la época, manda matar a doce personas. Arrepentido, en concepto de penitencia entrega un monasterio al obispo Gomesano de Calahorra. Pero acto seguido, y como autocompensación por esta donación, fuerza al obispo a entregarle «voluntariamente» dos lorigas y dos caballos valorados en 600 sueldos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.