Morir no es tan fácil by Belinda Bauer

Morir no es tan fácil by Belinda Bauer

autor:Belinda Bauer [Bauer, Belinda]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2012-12-31T16:00:00+00:00


Segunda parte

29

Cuando Patrick llegó a casa a las cuatro de la mañana, le sorprendió ver las luces encendidas. En cuanto abrió la puerta y entró con la bici, Jackson apareció en lo alto de las escaleras con un pijama de seda falsa. Patrick sabía que era falsa porque era una tela cara y el televisor de su compañero era una basura.

—¿Dónde cojones estabas? —le gritó Jackson.

¿DÓNDE cojones estabas?

¿Dónde COJONES estabas?

¿Dónde cojones ESTABAS?

Patrick no dijo nada. Secó la bici con una toalla que dejaba en la entrada, la subió por las escaleras y la colgó en los ganchos mientras Jackson lo arengaba desde la puerta.

—Te dije que tenía que largarse. Es tu puta invitada, y tendrías que haberla echado tú. ¡Mira cómo estamos ahora por tu culpa!

—¿Cómo estamos?

—Anda, Jackson, ¡calla la boca! —le gritó Kim desde su cuarto. El chico se fue entonces dando pisotones hasta la puerta de esta y se pasaron un rato gritándose, en una conversación trufada de palabras como «puta», «zorra», «maniático» y «carapolla».

Patrick estuvo a punto de decir algo pero se reservó su opinión sobre la necesidad o no de decir palabrotas. Empleó el tiempo a solas para quitarse la ropa empapada, estrujarla por la ventana y amontonarla encima del radiador. Miró su zapatilla huérfana y deseó haber tenido otra cosa que tirar. Era el único par de zapatos que tenía para la facultad; ahora solo le quedaba medio par.

—¡No finjas que te importa una mierda! —gritó Kim.

—¡No estoy fingiendo! —gritó a su vez Jackson—. ¡No me importa y punto!

Patrick se puso unos calzoncillos y una camiseta secos, apagó la luz y se metió en el saco de dormir, temblando por el frío a posteriori, y sintiendo de nuevo la pintura de la vieja puerta pegada a su mejilla mientras sus padres peleaban detrás. Por su culpa. Tenía la misma sensación.

—¡Madre de Dios! —dijo una voz que reconoció como la de Lexi—. ¡Que aquí hay gente que intenta dormir!

Alguien aporreó la pared pegada a la cabeza de Patrick para informarlos de que parte de la gente que intentaba dormir vivía al lado.

Kim cerró la puerta de un portazo que pareció un disparo.

—¡Que te jodan a ti también! —gritó Jackson, que entonces volvió al cuarto de Patrick y se quedó en el umbral—. Valiente zorra… —Y a continuación entró, se sentó con todo su peso sobre las piernas de Patrick y se echó a llorar.

Este se quedó mirando el techo y deseó que Jackson se cansara pronto de llorar, se levantara de encima y volviera a su cuarto. Pero, al ver que no ocurría nada de eso, le preguntó qué le pasaba.

Al parecer lo que le pasaba era que, después de irse Patrick, Lexi había salido de su cama y se había metido en la de Kim: donde resultó que después de todo era lesbiana.

Y bastante ruidosa.

—Si no la hubieras traído a casa, no habría pasado nada de esto —sollozó Jackson.

Eso era de cajón, pensó Patrick. Aunque también, si no hubiera llevado a Lexi a casa, nunca habría averiguado lo de las alergias.



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