Morir joven, a los 140 by María A. Blasco & Mónica G. Salomone

Morir joven, a los 140 by María A. Blasco & Mónica G. Salomone

autor:María A. Blasco & Mónica G. Salomone [Blasco, María A. & Salomone, Mónica G.]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Paidós
publicado: 2016-04-11T22:00:00+00:00


CUERPO SANO EN MENTE SANA

La meditación, las técnicas de autocontrol personal, la búsqueda de bienestar interior, etcétera, no suelen asociarse a la biología molecular. Es más, para muchos científicos, estas cuestiones remiten a un territorio si no directamente paracientífico, sí al menos movedizo. Y, sin embargo, cada vez son más las evidencias de que el estado emocional personal influye en el estado físico... y en los telómeros.

Una de las investigadoras que más ha explorado cómo se refleja en los telómeros la escurridiza relación mente-cuerpo es nada menos que Liz Blackburn. Cuando se publicó su primer trabajo en esta línea, una colaboración con la psiquiatra de la Universidad de California Elissa Epel, muchos alabaron su valor para meterse en ese jardín, pero no fue una reacción unánime. El trabajo en cuestión mostraba resultados sorprendentes, pero pese a llevar la firma de Blackburn, la revista Science declinó publicarlo: «No pudieron darse más prisa en rechazarlo», ha contado Blackburn en una entrevista publicada en 2014 en CNN.12

Otra anécdota que habla de la prevención que siente una parte de la comunidad científica ante áreas que considera próximas al lado oscuro —léase pseudociencia— es ésta que me relató Maria. El trabajo de Blackburn y Epel se publicó finalmente en 2004 en la revista PNAS.13 Por entonces —pero antes de que apareciera esa publicación—, Blackburn, Maria y otro investigador pionero en telómeros, Jerry Shay, organizaban conjuntamente un congreso de la American Association for Cancer Research (AACR). El trabajo de Blackburn y Epel se presentaba en ese congreso como un póster —los encuentros científicos suelen incluir sesiones en las que los trabajos son expuestos en forma de murales—, y Shay, probablemente sin prestar atención a su autoría, puso en duda su seriedad y rigor. Ni qué decir tiene que Blackburn defendió su valía, y el póster se llevó un premio en el congreso.

Lo cierto es que esa publicación de Blackburn y Epel, titulada «Accelerated Telomere Shortening in Response to Life Stress» (traducible como «Acortamiento acelerado de los telómeros en respuesta al estrés de la vida»), es citada de forma recurrente y empieza a ser vista como seminal, en el sentido de que ha descubierto toda una nueva área de investigación.

Lo que hicieron estas investigadoras fue comparar los telómeros de madres de niños con enfermedades crónicas con los de madres de niños sanos, y descubrieron así que en las primeras los telómeros se acortan significativamente más rápido de lo habitual. En pocas palabras: el estrés es malo para los telómeros. Bastante malo. Blackburn y Epel dan una cifra que anima a prestar atención a los consejos sobre el bienestar no sólo físico, sino también mental: los telómeros de las madres de niños enfermos crónicos son el equivalente a como mínimo diez años de tiempo más cortos que los de las madres de niños sanos.

«Las personas sometidas a estrés durante períodos más largos de tiempo tienden a parecer agotadas [...] —escriben las autoras al principio del artículo—. Sin embargo, los mecanismos exactos por los que el estrés deja su marca se desconocen.



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