Mi Monstruo by Kaz Campbell

Mi Monstruo by Kaz Campbell

autor:Kaz Campbell
La lengua: spa
Format: epub
editor: How To Help Children
publicado: 2018-12-04T00:00:00+00:00


Boris parecía pensativo, “Pero, Bobby, tú eres guay y yo soy duro. Así que al combinarnos nos podemos sentar aquí,” intentó explicar. Boris iba a conseguir que me matasen antes incluso de llegar al colegio. Intenté levantarle del asiento y empezamos a tirar adelante y atrás, adelante y atrás.

El conductor del autobús gritó, “¿Estás bien, Bobby?”

“Sí, Sam. Estoy... haciendo ejercicios,” repliqué. Voy a tener que tener más cuidado o la gente pensará que estoy loco. Dejé a Boris en el asiento trasero y me dirigí a mi asiento habitual hacia el centro del autobús. Va a tener que entender que hay ciertas reglas. Los raros se sientan delante (lo más lejos posible del asiento del fondo), los chicos normales se sientan en el centro, y los traviesos y chicos guay se sientan al fondo del autobús. Así es como son las cosas.

Mientras el autobús empezaba a llenarse, Boris podía ver que yo tenía razón. El asiento trasero no era en definitiva un buen lugar donde estar. Jack (el matón de la clase) estaba sentado junto a él, diciendo palabrotas y hablando mal de todo el mundo cuando se subían al autobús. Me giré en redondo y le lancé una rápida mirada a Boris. Tenía una mirada gruñona en la cara. No estaba contento.

“Oye, Bobby Boo Boo Oso, preferido del maestro, soy tu peor pesadilla. ¡Hoy te la vas a cargar!” me gritó Jack para que todo el mundo en el autobús le oyera.

Fingí no escucharle, pero sentía como mi corazón latía rápido y mi cara se volvía de un brillante tono rojizo. Todos los niños a mi alrededor agacharon la cabeza... eso se llama intentar evitar que se metan contigo. Los niños del fondo del autobús se rieron y los raros (que estaban acostumbrados a que abusaran de ellos) simplemente sacudieron la cabeza.

¿Por qué tenía Mamá que seguir usando ese tonto apodo? Estaba bien cuando yo tenía un año, ¡pero no ocho! Jack la oyó llamarme así en un día de los padres (¡¡hace unos dos años!!) y nunca me deja olvidarme de ello.

“¡Aarrrrrrgh! ¿Quién ha hecho eso?” gritó Jack. Me giré en redondo y vi que tenía yogur chorreándole por la cabeza. Al principio hubo un silencio asombrado, y luego todo el mundo en el autobús, incluyendo a los raros, empezó a reírse y a vitorear.



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