Mi irresistible jefa by Wendy Etherington

Mi irresistible jefa by Wendy Etherington

autor:Wendy Etherington
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2019-09-08T22:00:00+00:00


Lily, frente al espejo, pasó la mano por el vestido de color lavanda. Fabian sabía cómo destacar la figura de una mujer, desde luego. El vestido, de un material brillante, se pegaba a la cintura y las caderas, pero no enfatizaba ninguna otra zona del cuerpo.

Y, desde luego, Lily agradecía que le hiciera un precio especial.

Aquello era exactamente lo que necesitaba. Salir, ver gente, risas, champán, un vestido precioso, zapatos nuevos.

Así podía dejar de pensar en James.

—No le deseas —dijo en voz alta.

Necesitaba la experiencia de James, sus consejos, su trabajo, no su cuerpo. Ya era hora de ponerle fin a aquel ataque de hormonas enloquecidas y volver a su plan. Nunca había dejado que un hombre la distrajera de su trabajo y no pensaba hacerlo ahora.

Sacó los zapatos color lavanda del armario y estaba poniéndoselos cuando sonó el teléfono.

—¿Dígame?

—¿Dónde estás? —preguntó Gwen.

—Salía ahora mismo. Es que tengo mucho trabajo…

—Se supone que debes darle trabajo a James, bonita —le recordó su amiga.

—Lo sé, lo sé. Ya voy… —Lily se detuvo cuando sonó el timbre—. Tengo que colgar, Gwen.

Colgó y, con un zapato en la mano, fue a abrir la puerta. Pero vaciló un momento. La última vez que James fue a visitarla era para decirle que se iba. Quizá lo mejor sería no abrir. Podía salir por la puerta de atrás…

Bang, bang, bang.

—Sé que estás ahí, Lily. Te he oído hablar. Abre, soy yo.

Lily abrió de golpe.

—¿Qué?

—¿Qué ha sido de: «Entra, James», «Siéntate, James», «¿Quieres una copa de vino, James»?

«Ya te gustaría, pero no estoy de humor, listo».

—Siéntate, tienes dos minutos.

—Ha llamado Carlotta Gambini.

—¿Y?

—No quiere naranja, quiere rosa.

—¿Qué? —exclamó Lily.

—Todo rosa, no naranja.

—¿Estás diciendo que la diseñadora que me pidió que hiciera una colección naranja ahora la quiere en rosa?

—Sí.

—¿Así, de repente?

—Eso parece.

—Pero si ya he encargado una docena de zapatos…

—Lo sé.

—Y el desfile es dentro de tres semanas.

—Lo sé también.

Lily se dejó caer en el sofá.

—Imposible. No me dará tiempo.

—Sí te dará tiempo —dijo James—. Llamaré al taller y les diré que detengan la producción de inmediato. Ah, y luego llamaré a Teresa.

—¿A Teresa, para qué?

—Para cancelar nuestra cita. Vete a tu fiesta, no te preocupes. Puedes empezar mañana con los nuevos diseños.

Lily tragó saliva. Aquél era el tipo de situación en el que James Chamberlin era, sencillamente, el mejor. Tranquilo, sereno, ni se despeinaba siquiera cuando ella lo único que deseaba era mesarse los cabellos.

Era perfecto.

Pero no podía ser.

James estaba abriendo la puerta, pero Lily lo detuvo.

—¿Qué?

—Vete.

—¿Por qué?

—Sal con Teresa. Yo me quedaré y empezaré con los nuevos bocetos.

—¿Quieres que…?

—Vete, venga, adiós. Antes de que mis genes egoístas se apoderen de mí.

Él sacudió la cabeza y Lily no pudo dejar de pensar en la dedicación de aquel hombre. De verdad era el mejor.

—Estamos en esto juntos, no pienso salir.

—No —insistió Lily—. Ahora es muy tarde para hablar con el taller, pero yo sí puedo empezar con los diseños. Yo me quedo a trabajar, tú vete a jugar.

James la miró a los ojos.

—¿Quién eres tú y que has hecho con mi Lily Reaves?

—Sigue riéndote de mí y te pondré pegamento en el teclado del ordenador.



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