Mi estilo de hombre by Bárbara McCauley

autor:Bárbara McCauley
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2011-06-07T22:00:00+00:00

SIETE

Acabamos de ver a Mark Holden montando a Little Leroy por el rancho Tully, amigos, y ha hecho un buen trabajo —dijo el presentador por los altavoces—. Con un total de 222 puntos en el open de Abilene, el joven y su caballo serán un equipo difícil de batir.

La multitud gritó y aplaudió, a lo que el jinete les saludo llevándose la mano al sombrero. Entonces el presentador llamó al siguiente participante.

Rachel se acomodó en la silla, cerró los ojos e inspiró aire. Ella era la última participante, justo después del que acababa de ser anunciado. —¿Estás bien?

Lentamente abrió los ojos y se encontró con el rostro preocupado de Cord. Tenía la mano apoyada en su pierna, e incluso a través de sus vaqueros y zajones de cuero, sentir su calor la tranquilizó.

—Tan bien como estaba ayer y antesdeayer. —Bien —dijo él, dándole un apretón. La hebilla que ella le había regalado brillaba en su cinturón—. Esos dos días son los que te han traído hasta la final, cariño. Ahora sólo tienes que seguir haciendo lo que estuvieras haciendo. -Ya no me queda más —dijo, con una mano en el estómago. Había vomitado el desayuno en el baño, igual que los otros dos días, justo antes de cada prueba. Él se echó a reír.

No tienes de que preocuparte. Lo único que tienes que hacer es entrar ahí y enseñarle a todo el mundo lo que sabe hacer tu caballo.

Aún no podía creerse que hubiera llegado tan lejos. Al hacer la reserva de una suite en el hotel dos días antes, no confiaba en pasar de la primera prueba. Se volvió al oír los gritos de júbilo del público y vio al caballo de su oponente apartar con éxito un enorme becerro, y sintió el estómago cono si fuese una tostadora eléctrica puesta al máximo pero sin pan.

—Para ti es muy fácil decir eso, Cantrell —le contestó, y tiró del ala de su sombrero blanco para encajárselo bien—. Legar a las finales ha sido un paseo para ti.

Cord revisó una vez más las acciones y los estribos para asegurarse de que estaban equilibrados.

—Yo todavía no he ganado, y tú aún no has perdido.

—Cord, ¿cómo voy a ganar un 222?

—Con un 223 —contestó él, cogiéndole una mano—. ¿Qué es lo que te he enseñado?

Había fuerza en su mano. Tranquilidad.

—Que ganar es una actitud.

—Esta es mi chica —contestó, sonriendo—. Ahora ve a por uno de esos becerros.

La sirena sonó por los altavoces señalando el final de la prueba para el participante anterior. Su puntuación había sido un 223.

Tuvo la sensación de que el eStómago se le había bajado a las rodillas, e inspirando aire profundamente, entró en la arena.

—Vamos, Montana —le susurró—. Vamos a elegir uno de esos bichos y a enseñarles a los jueces lo que sabes hacer.

Durante los dos minutos y medio que siguieron, Rachel se dejó llevar por su instinto. Cuando la sirena sonó, el presentador la despidió con elogios e hizo un pausa para esperar la puntuación: 223 y medio.

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