Mi condesa irlandesa by Claire Phillips

Mi condesa irlandesa by Claire Phillips

autor:Claire Phillips
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2018-07-07T22:00:00+00:00


Se apoyó en una columna para observar con discreción la escena frente a él. Alejandra tenía entre las manos un cachorro de apenas unos días mientras que Teresa permanecía observando a la perra recién parida manteniendo a su lado a Greter, su inseparable amigo. Julian se reía observando a la pequeña Janet sentada con las piernas cruzadas en el centro de un mullido lecho de heno rodeada de cachorros de varias camadas disfrutando de tan divertidos acompañantes mientras que Ashton permanecía sentada en una banqueta cerca observándola junto a su fiero protector que, como ella, no perdía detalle de la actividad de su hermana pequeña.

-No te encariñes con ninguno, preciosa, pues dudo consigas convencer a milord de que te regale uno. -Señaló Ashton sonriendo a la pequeña que mantenía a varios animales en su regazo y otro entre las manos.

-Ese comentario, milady, me muestra ante los ojos de Janet como el ogro severo y acaparador de cachorros que no cede ninguno a nadie.

Ashton se rio:

-Mejor vos que yo. -Reconoció.

- ¿Todos son perros de caza? -Preguntó Leroy tomando a un cachorro que se había acercado a su bota.

-Sí, más no todos acabarán en una partida de caza pues no todos desarrollan las habilidades para ello. -Contestaba Julian.

- ¿Y qué pasa con los que no tienen esas habilidades?

-Pues se destinan a otros menesteres. Pueden ser perros de pastoreo, perros cuidadores de un hogar o ser compañía para alguien.

-Este puede acompañarnos a Janet y a mí. -Sonrió travieso haciendo que Ashton se riese desviando los ojos a Julian esperando su respuesta.

-Buen intento, pero es muy pequeño. De hecho, todos los que están aquí lo son y no podemos separarlos aún de sus madres.

Alejandra cuando vio a Lucas, con disimulo, tomó a Teresa y la llevó fuera de los establos dedicándole una sonrisa socarrona. Julian, que observó el movimiento, no tardó en comprender lo que ocurría por la cara de bobalicón de Lucas, se dijo a sí mismo, y porque no apartaba los ojos de cierta joven que no parecía haberse percatado de todo ello. Se disculpó saliendo por la puerta lateral del establo después de dar permiso a la joven y sus dos acompañantes para permanecer cuanto gustasen con los perritos.

Lucas sonrió tras unos minutos decidiendo que ya podía abordar a su condesa enfrentándose a su protector gruñón al mismo tiempo.

-Buenos días, milady. Señorita Janet. -Sonrió encantador a la pequeña que permanecía sentada solo alzando los ojos hacia él.

- ¿También estáis aquí? -Preguntó Leroy poniéndose en pie como un resorte sin soltar al cachorrito que sostenía con las manos.

Lucas no contuvo la carcajada que salió de su garganta pues en el fondo esperaba ese exabrupto y la pregunta.

-Me temo que sí, también estoy aquí. Para su información, mi impertinente amigo, esta es la casa de mi primo.

Leroy resopló:

-Yo no soy vuestro amigo.

Ashton gimió temiendo que reprendiese a Leroy por ser tan brusco y descortés.

-Cierto, pero no por ello no podemos llegar a serlo en el futuro. -Respondía sonriendo canalla mientras recorría las distancias que les separaba.



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