M. Camino de Destrucción by Aarón Reyes Domínguez

M. Camino de Destrucción by Aarón Reyes Domínguez

autor:Aarón Reyes Domínguez
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
publicado: 2011-03-05T23:00:00+00:00


La escena es simple. Te levantas con el pie izquierdo. O con el derecho, qué más da. En el fondo da igual. Te haces un café, te rascas las nalgas, te comes algo las uñas si eres de los que se comen las uñas mientras ven hacerse las tostadas o crujir los cereales con la leche. Apoyas los pies desnudos sobre el frío hierro del taburete porque es verano, una mañana fresca de verano, y si hace fresco es que es temprano y el sol entra apenas por la ventana como entra en las mañanas frescas de verano cuando es temprano y apoyas el pie, sí es esa luz. Esa luz. Es clara como la parte del huevo que no es la yema ligeramente dorada por los bordes cuando lo fríes en una sartén a las 8 de la mañana despidiendo ese olor ligeramente penetrante y grasiento. Oh sí, es uno de esos días. Apoyas tu barbilla sobre tu mano izquierda mientras con la derecha te llevas el café recién hecho a la boca, quemándote un poco la lengua y dejando esa parte callosa en la boca insensible, sin paladar en esa zona. Justo ahí. En la punta.

Como es verano piensas en qué ponerte, qué te sentará mejor, y ante todo en qué puedes ponerte para una mañana de verano tan calurosa. Por ejemplo un pantalón vaquero y una camiseta. Por algún extraño motivo te aprietas fuerte tus zapatillas de deporte que simulan unos zapatos pero que tú sabes, en lo más hondo de ti, que son tus mejores zapatillas y que por nada del mundo, aunque sea verano, las dejarás atrás. Y al salir, como ya no estás dormido, descubres que no es verano, que sigue siendo el jodido invierno, y por eso llevas una cazadora de cuero de cuello redondo, sin bolsillos, ajustada, con tus gafas de sol enfundadas y te montas en tu coche. Conduces, conduces por la gran ciudad polvorienta.

Imagina que no hay nadie. Imagina por un momento que puedes sentir toda la sensación interna de tu cuerpo cinegético, como si fueras la presa y el cazador al mismo tiempo. It was an accident unfortunate angel threw me like a rubber band, dice una chica de voz drogada en la radio del coche. No sabes quién es pero no te importa. Suena decadente y eso queda perfecto con una ciudad vacía, llena de ladrillos, de rocas simuladas, de semáforos apagados, parques recién abandonados, de periódicos dejados en cualquier parte y no, no puedes alcanzar a ver la fecha porque vas muy deprisa, demasiado deprisa. Gritas, giras el coche rápidamente, lo mueves de un lado a otro haciendo eses, porque estás solo. La ciudad es tuya.

Y es aburrida.

Sales de la ciudad, y atraviesas páramos desiertos con tu mano izquierda acariciando un viento que quema y que viene de lejos. Sonríes abriendo un poco la boca, mirándote en el espejo retrovisor para ver que estás solo. No hay árboles ni ninguna muestra vegetal de vida. No hay ningún cactus del desierto, tan característico sin duda de estos climas a los que estás acostumbrados.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.