Lucrecia Borgia, la hija del Papa by Dario Fo

Lucrecia Borgia, la hija del Papa by Dario Fo

autor:Dario Fo [Fo, Dario]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-01-01T05:00:00+00:00


La casamentera de sí misma

Mientras Lucrecia proseguía con sus esfuerzos, le tocó también participar en la disputa con los representantes del duque de Ferrara a propósito de las cláusulas relativas a su contrato matrimonial. En verdad, eso también había sido una de las grandes ideas del propulsor de la casa Borgia, es decir, del padre de la novia. El hecho de que fuera ella misma la encargada de llevar a cabo las negociaciones elevaba el peso y el valor de la total autonomía de la que la joven podía jactarse. Como hemos visto, el duque Hércules tenía la intención de sacar el máximo beneficio de la boda, lo que le había sido sugerido también por su probable nuera. Por más que el Papa estuviera fuertemente determinado a concluir con éxito el contrato, las exigencias del duque de Ferrara eran desorbitadas a decir poco. Por parte del suegro se exigían nada menos que doscientos mil ducados de dote, distintos territorios con castillos y privilegios para los hijos menores del duque, además, naturalmente, de la cancelación total del oneroso tributo anual que la familia de Este tenía que pagar al Papa a cambio del derecho a gobernar la ciudad, feudo del Vaticano. En esas negociaciones, Lucrecia no revestía el papel de tratante en su propio beneficio, sino descaradamente en beneficio absoluto de su futuro suegro y de Alfonso de Este, el novio.

De manera que el Papa, que intervino al final del debate, se vio obligado a aceptar, muy a pesar suyo, las exigencias del duque de Ferrara. Pero nosotros, que somos unos malpensados, estamos completamente seguros de que incluso en este caso había una trama muy bien urdida por parte de Alejandro VI, quien estaba representando en todo el asunto el papel del especulador recalcitrante que se ve obligado a ceder ante los deseos de su hija y su enorme influencia. Un papel que resultó sin duda ganador.

En consecuencia, el 1 de septiembre de 1501 en el Palazzo Belfiore en Ferrara se celebraron las nupcias ad verba, es decir, en ausencia de la novia, quien aguardaba en Roma los preparativos para el viaje que habría de llevarla a su nuevo hogar en Ferrara, por fin libre de los manejos tanto de su padre como de su hermano el innombrable.

En las negociaciones se había establecido verbalmente que la novia no podía llevar consigo a Rodrigo, su hijo de dos años, el que había tenido con su segundo marido, Alfonso. Huelga subrayar cuán profundo era el dolor de la madre.

El 6 de enero de 1502, el cortejo que había venido a recoger a la recién casada para llevarla a Ferrara partió desde el Vaticano. Empezaba a nevar en ese mismo momento. Bernardo Costabili, uno de los enviados de Ferrara, testifica que «Su Santidad pasaba melancólico de una ventana a otra de su palacio para seguir hasta el final la marcha de su amada hija».

El cortejo con caballeros y damas del séquito a caballo se pone en camino. También Lucrecia va a caballo, pero no



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