Los secretos de Old Castle by Arya S. Winter

Los secretos de Old Castle by Arya S. Winter

autor:Arya S. Winter [Winter, Arya S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2023-11-01T00:00:00+00:00


35

Perdidos en el mismo sitio

—¿Y si no quiero marcharme? —susurró ella.

Rhydian redujo la distancia que había entre ellos y apoyó las dos manos en la puerta, dejando a Norah prisionera dentro de los límites de su cuerpo. Su pecho rozaba la espalda de la chica y tenía los brazos a la altura de su cabeza, con las manos descansando sobre la madera, impidiendo cualquier movimiento de huida. A Norah, el bello de la nuca se le puso de punta al sentir el calor que irradiaba el cuerpo de su amigo justo detrás de ella.

—¿Estás segura de que no quieres marcharte? —le susurró él con la voz ronca.

Norah tragó saliva y asintió.

—Joder, Norah, no tengo ni idea de lo que debo hacer contigo —le susurró al oído, su aliento cálido le rozaba la piel—. No quiero presionarte, no quiero asustarte. Intento ir a tu ritmo, pero siempre termino perdido.

—Yo también estoy perdida, muy perdida, Rhy. No sé lo que quiero ni si me estoy equivocando. Pero esta semana he descubierto que yo también quiero más de ti.

Norah echó la cabeza atrás y se apoyó en la barbilla de Rhydian. Él dejó escapar un suspiro que agitó sus mechones y bajó las manos hasta asentarlas sobre sus caderas. En contacto con su espalda, Norah podía notar el corazón de Rhydian tan acelerado como el suyo.

—Vale, este es un buen punto —murmuró él, e inclinó un poco la cabeza para besarla con ternura debajo de la oreja—. Estamos los dos perdidos. Pero perdidos en el mismo sitio, así que… ¿qué importa lo demás?

Porque, en ese momento, todo lo que no fuera tener a Norah en sus brazos no era relevante. Dejó de pensar en los chantajes de la señora Foster, en los peligros de la investigación, también en la frustración que sentía por no haber conseguido sacar más información de las pistas que tenían. Se esfumaron la rabia, el dolor y la frustración. El severo castigo que le había impuesto la directora quedó reducido a la nada y dejó de considerar que no podría hacer vida normal, que el internado volvería a mirarlo con lupa y que tendría menos tiempo libre para seguir con la investigación y estar con Norah. Ni siquiera recordaba que se había propuesto hablar de las notas de Chester antes de que se marcharan de vacaciones.

Rhydian volvió a acercar los labios a su piel y muy despacio le dio un beso detrás de otro por la curva de su cuello. Ella era lo único que ocupaba su mente. Norah sintió que una oleada de deseo la estremecía y toda ella tembló de anticipación. La mochila se le escapó de la mano y cayó con un ruido seco en el suelo.

—Y quiero que te quede claro que no has hecho nada mal. —La voz de Rhydian apenas era un susurro grave—. Lo que tenemos siempre estará bien, tenga la forma que tenga.

Rhydian quería que esto le quedara claro a Norah. La primera noche que pasaron juntos, Norah le había brindado comprensión sin esperar nada a cambio.



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