Los amores que te debo by Fran Cazorla

Los amores que te debo by Fran Cazorla

autor:Fran Cazorla [Cazorla, Fran]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Editorial Soldesol
publicado: 2016-02-10T23:00:00+00:00


Viernes. El día D había llegado. Como ya imaginaba, no pegué ojo en toda la no-che. Me levanté temprano y saqué el perro a pasear. Mientras llevaba a Tritón al parque, fui ultimando los detalles del trabajo. Después de pensarlo y repensarlo una y otra vez, decidí seguir con el plan original. Lo haría en el sótano mientras se enfrentaba al cesto de la ropa sucia. Era lo más rápido y lo más sencillo.

Una vez realizado el trabajo, volvería a mi ciudad, a mi casa, me cortaría el pelo, me afeitaría, cambiaría las lentillas por mis viejas gafas y dejaría pasar el tiempo. O quién sabe, me retiraría.

Después de desayunar y leer la prensa pasé el resto de la mañana de tiendas. Quería llevarme algún suvenir de aquella ciudad, lo más seguro es que no volviera jamás a pisar sus calles.

No tenía mucha hambre, era como si tuviera un nudo en el estómago. Aquel trabajo me estaba afectando mucho más que otros, y la culpa era toda mía por haberme acercado tanto a mi víctima. Se había enamorado de mí, era más que evidente, y lo peor no era eso, lo que en realidad me quitaba el sueño era que yo también sentía algo por aquella jo-ven. ¿Sería atracción física? ¿O habría algo más?

Una ensalada consistió en el plato único de mi almuerzo, y el sueño me venció en el sofá mientras veía un soporífero programa basura en la sobremesa de la televisión.

Dormí unas horas y creo que soñé con esa chica rubia. No puedo asegurarlo porque nunca recuerdo los sueños, pero tengo una vaga sensación de haber soñado con algo, aunque soy incapaz de dar ningún detalle. Puedo decir si me gustó o no, pero ya está. Y este, en concreto, me gustó.

El sol comenzaría a desaparecer por el horizonte en poco más de un par de horas. Me incorporé del sofá y fui a buscar mi maletín. Me encanta este maletín. Más bien es una especie de porta-documentos, es de piel y tiene un doble fondo. Lo habrás imaginado, la parte visible es para mis blocs, hojas sueltas y documentos; la parte no visible es para mi arma preferida. Mi querida beretta. Y sus accesorios, por supuesto.

Todo listo. El arma estaba preparada y cargada. Coloqué la funda en mi cinturón, por la parte de atrás del pantalón, le puse el seguro, el silenciador, y la enfundé. Después me puse la americana y salí del apartamento con Tritón y la maleta. Las llaves se dejaban dentro a la hora de dejar el alquiler, el casero se encargaba de recogerlas al día siguiente. No te preocupes, en este oficio todo el mundo se registra con una identidad falsa, y yo no voy a ser menos.

Estacioné en frente de la cafetería. Necesitaba tomar un té, y por qué no decirlo, ver la nota que me había dejado Azu por si de verdad la sorprendía. Dejé a Tritón con la ventanilla un poco bajada vigilando el coche y entré en el local. Nuestra mesa estaba libre y me fui directo hacia ella.



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