Las cuentas aún no están saldadas by Amos Oz

autor:Amos Oz [Oz, Amos]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2019-08-15T00:00:00+00:00

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Por cierto, ¿cuál era la base fundamental del sionismo? La reconstritis era un condimento, era un impulso, era un himno, era una canción, era una añoranza, era una fuerza motora. ¿Cuál era entonces la base fundamental? Se asombrarán, pero me resulta muy difícil responder a esto. Me resulta muy difícil responder a esto porque, de un extremo a otro, ha habido respuestas totalmente distintas. No he podido encontrar, al menos en mi infancia, pero creo que tampoco ahora, dos que coincidan en cuál ha sido en el fondo el propósito del proyecto sionista. ¿Reconstruir el reino de David y Salomón? ¿O traer aquí un shtetl judío del este de Europa y restablecerlo en Bnei Brak o en Mea Shearim, igual que lo teníamos allí? ¿O construir aquí un mellah norteafricano como el que había en Marrakech? ¿O instaurar aquí una modélica socialdemocracia escandinava ilustrada?

Ninguno de los partidos «religiosos» de los últimos tiempos de Israel es muy diferente en esencia a Yahadut HaTora o Agudat Israel, que quieren un shtetl aquí, ni es muy diferente a Habait Hayehudí, que solo quiere la vuelta del reino de David y Salomón. No es muy diferente tampoco el partido al que llevo votando muchos años ya, que dice: Queremos una Escandinavia aquí. Sí, una Escandinavia. Lo que es bueno para ellos será bueno para nosotros. Nuestro ideal es una Escandinavia en la tierra de Canaán.

Pero había también otros. En el barrio en el que crecí, en Kerem Abraham, no en mi época, no estoy diciendo esto por lo que yo recuerdo, sino por recuerdos que he escuchado, hasta finales de los años veinte había una casa de vecinos donde, en el segundo piso, vivía una familia que tenía colgado en el salón un gran retrato de Stalin y, en la puerta de enfrente, vivía una familia que tenía colgado en el salón un gran retrato de Mussolini. Era antes de que Mussolini se aliase con Hitler, no en mi época. Era cuando muchos judíos pensaban que eso era lo que necesitábamos. Mano dura, ejércitos, judaísmo muscular, orden, puño, que los trenes salgan a su hora, un régimen centralizado; ya basta de todo este follón judío. Ya basta del eterno desbarajuste, ya basta del consejo comunitario. Dadnos a Mussolini, en el buen sentido de la palabra, tal y como ellos lo veían.

Había de todo. Había quienes querían hacer aquí una especie de paraíso tolstoiano, medio religioso, medio anárquico. Aharón David Gordon. Una especie de purificación espiritual, no por medio de la sinagoga, sino mediante una experiencia religiosa surgida de un contacto frecuente con la tierra y de una vida íntima en pequeñas comunidades, no en grandes ciudades. También eso estaba en el sionismo; todo estaba en el sionismo. Había también quienes soñaban con venir aquí a sentarse en el porche exactamente igual que los colonialistas blancos de Kenia o de Indonesia: los nativos trabajarían, ellos supervisarían, ellos se portarían bien con los nativos, ellos les curarían la tiña y el tracoma, pero ellos se sentarían en el porche y se haría un buen trabajo, sería bueno para todos.

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