La venganza del dios del río by John Maddox Roberts

autor:John Maddox Roberts [Roberts, John Maddox]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1997-06-30T16:00:00+00:00

8

CERCA DE LA PUERTA PARAMOS en una pequeña taberna. El sol estaba bien alto y necesitaba una pausa para pensar. Además, era hora de tomar algo y comer. ¿Quién sabía cuándo volvería a tener una oportunidad? Encontramos una mesa contra una pared de estuco blanco debajo de un cenador que estaba casi vacío a principios de año. La luz caía a través del cenador en parches en forma de rombo, haciendo que la mesa, el suelo y nosotros mismos pareciéramos cuadros en mosaico. Ordené que el vino estuviera muy ligeramente aguado, y lo usamos para bajar pan bañado en aceite y aceitunas por un rato.

Hermes habló primero.

—Fue el esclavo enorme, ¿no?

—Tiene que ser —coincidí—. Por eso estaba vestido y por eso estaba atrapado allí de pie. No sé por qué no lo pensé antes. Era bastante descabellado pensar que cayó allí, aterrizó de pie y quedó atrapado allí de esa manera. Perforó un agujero de más y el edificio se vino abajo demasiado rápido.

—¿Por qué lo hizo? —se preguntó Hermes—. ¿Solo para matar al amo y la dueña? Puedo entender por qué querría hacerlo. Viste cómo trataban a sus esclavos. Pero ¿por qué matar a más de doscientas personas solo para deshacerse de ellos?

—Sospecho que él los mató personalmente —dije—. Él pudo haberles roto el cuello fácilmente, luego haber bajado al sótano para hacer esos últimos agujeros, imaginando disfrazar el asesinato como un accidente. Pero no dio el último paso lo suficientemente rápido.

Hermes negó con la cabeza.

—Todavía no tiene sentido.

—No, no lo tiene. La venganza era una motivación suficientemente buena para el esclavo, pero no explica cómo todos los demás han estado actuando desde el desastre. Puede que haya tenido una justificación personal para librar al mundo de esos dos, pero alguien debe haberlo incitado a llevar a cabo la acción final.

En un poco de vino derramado, la punta de mi dedo trazó un círculo y luego trazó una barra a través de él. Me tomó un momento darme cuenta de lo que había dibujado inconscientemente: la letra griega «theta». En la abreviatura de los Juegos, significa Tánatos: muerto. Después de los munera, este símbolo es grabado en las paredes, después de los nombres de los gladiadores que han sido asesinados.

—Siguen apareciendo dos nombres —dije—. Marco Valerio Mesala Níger y Marco Emilio Escauro.

—Esos son dos nombres importantes —señaló Hermes.

—Sí, y Valerio Mesala está en el proceso de meterse en los asuntos políticos de mi familia. La familia ha estado insinuando fuertemente que debería abandonar esta investigación.

—Quizás deberíais.

—¿Y dejar que alguien se salga con la suya asesinando a toda una insula llena de gente, libre y esclava?

Hermes extendió las manos.

—Soy solo un esclavo; hago lo que me dicen. Pero si vuestra familia está en contra de que proceséis a las personas responsables de esto, tendréis serios problemas para lograr cualquier cosa.

Reflexioné, casi para mí mismo:

—Han estado haciendo una serie de cosas que me cuesta tolerar. Hermes, ¿sabes por qué mi familia es tan importante?

Estaba desconcertado.

—Bueno, el vuestro es uno de los nombres nobles más antiguos…

—Definitivamente.

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