La Sagrada Familia by Gijs van Hensbergen

La Sagrada Familia by Gijs van Hensbergen

autor:Gijs van Hensbergen
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-01-01797-1
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España


Casa Milà, conocida como la Pedrera (1906-1909).

© Marka / UIG / Getty Images.

Si el uso que hizo Gaudí de trozos de baldosas para la técnica del trencadís se adelantó a la invención del cubismo, las osadas soldaduras de Jujol prefiguraron la escultura de Picasso, Antony Caro y David Smith.

Una vez más, la vigorosa imaginación de Gaudí pagaba su triunfo con una incomprensión total. Tras la fachada, o unido a ella, mejor dicho, palpitaba el concepto de una peregrinación espiritual a través de las siete plantas y el diáfano desván del edificio, hasta salir a la azotea, donde, acompañado por unas chimeneas que parecen espectros mutilados, el peregrino podía contemplar la ciudad del pecado. La Pedrera era un gigantesco rosario de piedra que aún hoy oculta cuidadosamente sus misterios, excepto a las miradas más atentas.

El esplendor de la Pedrera situó a Gaudí en la ambigua posición de haberse convertido en el arquitecto más en boga y más solicitado del momento. Si hubiera decidido sacar provecho a su fama, podría haber construido decenas de edificios para la élite burguesa de Barcelona, en los que se plasmara su ininterrumpido y fascinante diálogo con las formas naturales. Afortunadamente para la Sagrada Familia, la Pedrera fue la última obra civil de Gaudí. La paciencia de Pere Milà tenía un límite. Sus últimas reservas de buena voluntad se consumieron en un pulso cotidiano con el ayuntamiento para eximir a la Pedrera de las estrictas ordenanzas a las que estaba sujeto el desarrollo del Eixample, y de las consiguientes multas. Gaudí abandonó las obras, jurando no volver. La escultura de la Virgen rodeada de ángeles prevista en la azotea no llegó a ocupar su sitio. Muchos críticos lo ven como algo positivo. Para Gaudí, por el contrario, una Pedrera sin Virgen era una Pedrera que había perdido todo su significado y patetismo, y sobre todo su capacidad de redención.

Desde la Casa Milà hasta la Sagrada Familia se llegaba fácilmente a pie. Entre finales del verano de 1909 y su muerte prematura en 1926, Gaudí se concentró exclusivamente en su templo expiatorio. Por fin su refinada religiosidad, alimentada con lecturas cotidianas de la Biblia y L’année liturgique de Dom Guéranger, y fortalecida por la confesión diaria, podía centrarse sin ninguna distracción en lo que veía ya como su magnum opus.

En 1905, al menos en apariencia, la vida de Gaudí parecería más acomodada, ya que fue el año en que se trasladó a la casa modelo diseñada por su ayudante Berenguer en el exclusivo Park Güell. Pero la gran preocupación del arquitecto y de su anciano padre, Francesc, que se mudó con él, era cuidar de Rosita Egea, la hija de su difunta hermana, que calmaba su alcoholismo crónico a base de vino barato y jarabe para la tos. Este calvario compartido hizo de Gaudí un enemigo pertinaz de cualquier sustancia psicoactiva, ya fuera el café, el té, el alcohol y el tabaco. La idea de que las cúpulas en forma de Amanita muscaria (una seta alucinógena) de la



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