La reina roja by Jorge Borges

La reina roja by Jorge Borges

autor:Jorge Borges
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, Romántico, Novela
publicado: 2019-06-06T22:00:00+00:00


VI

Encuentro

El día había llegado y todo estaba preparado para dar inicio a la reunión. A lo lejos uno de los guardias de seguridad que se encontraba en lo más alto de la mansión, le hizo señas a Mathew dándole el aviso al jefe de que por sus invitados estaban llegando.

Bien sabido esto, él ordenó a todos a salir de sus puestos y solo se quedó con un par de ellos, esperaron justo frente al portón que ya estaba abierto para recibirlos. Era la primera vez que un dirigente de otra mafia pisaría su mansión, claro esta vez las razones así lo ameritaban y él necesitaba conocer a Cassidy de una manera u otra.

Estaba dispuesto a cualquier cosa.

Mathew vestía elegantemente como era su costumbre, además lucía unas costosas gafas oscuras y esperaba pacientemente y muy seguro de sí mismo. Su pose de galán fue percibida por la chica desde el momento en que pudo verlo, la verdad era bastante interesante para ella.

El coche entró en la hermosa mansión quedando aparcado justo frente a ellos. Felipe bajó del coche y abrió la puerta de atrás mientras desabrochaba el botón de su traje, la culata de una pistola se asomó, era solo una advertencia.

Una pierna se asomó desde el interior del vehículo vistiendo unos zapatos de tacón negros que brillaron con el primer rayo de sol que se reflejó sobre ellos, seguidamente Cassidy bajó completamente y su figura dejó boquiabierto a Mathew que la veía por primera tan cerca, era mejor que todas las fotografías de las revistas, era una mujer espectacular.

Llevaba un traje de taller que le llegaba hasta la mitad de los muslos y tenía un escote no muy pronunciado. No había combinación, solo era negro y él pensó que seguía con el duelo, a pesar de todo.

La chica dio unos seis pasos hasta llegar justo al frente de quien sería su socio por conveniencia, al menos mientras se solventaba todo. El contoneo de sus caderas hizo que hasta los guardias de Mathew la observaran amparados en sus gafas oscuras.

—Buenas tardes, señor Banks.

—Buenas tardes, señorita McAdams. Bienvenida a mi hogar.

Ella extendió su mano y se sorprendió de la caballerosidad del hombre. La verdad es que tenía una muy buen primera impresión de él, su voz sonaba ahora mucho más profunda y tenía algo que hacía que ella vibrara por dentro.

Entraron a la casa y custodiados por los cuatro hombres que los seguían muy de cerca. Ellos ni siquiera se miraban entre sí. Solo estaban ahí para cumplir con su trabajo.

Mathew abrió una enorme puerta que al menos medía unos tres metros de alto y dio paso a una oficina espectacularmente elegante y muy agradable a la vista. Una ventana panorámica era la protagonista del lugar, a través de ella se podía observar un paisaje muy bonito que además transmitía mucha paz.

Cassidy entró haciéndole entender a sus hombres que se quedaran afuera para ella poder tener la reunión que tanto había planeado con Mathew. Llevaba en mente todo lo que iba a



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