La partitura by Anna Casanovas

La partitura by Anna Casanovas

autor:Anna Casanovas [Casanovas, Anna]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2017-01-01T05:00:00+00:00


17

A Montgomery nunca le había gustado Erika y se arrepentía de no haber sido del todo sincero con Adam en su momento. Adam era su amigo, no su hijo, y si él quería compartir la vida con esa mujer, él no podía impedírselo. Pero cuando Erika dejó a Adam prácticamente el mismo día que este recibió el alta hospitalaria, Monty tuvo que contenerse para no darle las gracias y un abrazo de despedida. Adam acusó el golpe, aunque estaba convencido de que el orgullo de su amigo había resultado mucho más dañado que el corazón.

La visita de esa mañana no le había gustado lo más mínimo. Erika y él nunca habían fingido caerse bien si por alguna circunstancia se encontraban a solas en algún evento de la Ópera, y sabía que la presencia de la mujer en su despacho no era para preguntar por Adam ni una visita de cortesía.

—Buenos días, Erika, no sabía que teníamos una cita —la saludó al entrar. Le molestó que ella se hubiese sentido lo bastante cómoda para sentarse a esperarlo. Aun así, le gustó ver que se levantaba algo tensa.

—No la teníamos, Montgomery, lo sabes perfectamente. —Le ofreció la mano y él se la estrechó. Era el director de la Royal, por todos los santos, y aunque a veces le gustaba olvidarlo (en especial cuando tenía delante a personas como Erika), había estudiado en los colegios más privilegiados del país y se le suponían unos buenos modales—. Pero confieso que he abusado de nuestra antigua relación para que tu secretario me dejase pasar.

—Tú y yo no teníamos ninguna relación, Erika. A no ser que nuestro desprecio mutuo constituya una.

—Probablemente lo sea. Creo que nuestro desprecio mutuo, te tomo prestada la expresión —él asintió mientras se sentaba—, durará mucho más que la amistad que mantengo con otras personas.

—Espero que ese desprecio se mantenga a base de la ausencia de encuentros como este. Ya sabes, dicen que la manera de aprender a valorar algo es no teniéndolo. —Extendió las manos delante de él y cruzó los dedos—. ¿A qué has venido, Erika?

—Uno de los clientes del bufete, y patrocinador de la Royal, por cierto, está interesado en adquirir un bien que actualmente está, o más bien debería estar, en posesión de la Ópera.

Montgomery sabía que Erika no era la abogada más lista del prestigioso y carísimo bufete donde trabajaba, pero tampoco era tan tonta como a ella le gustaba hacer creer a la gente. Él siempre había sospechado que ella tenía muy claro lo que quería en la vida.

Quizás por eso le había resultado tan fácil echar a Adam de ella: porque él ya no le servía para conseguirlo. Repasó mentalmente el inventario de la Royal. Últimamente no habían adquirido ningún instrumento antiguo ni tampoco, a no ser que… «o más bien debería estar».

—La partitura.

—Sé que Adam ha vuelto a trabajar en ella.

—No sabes una mierda —sentenció. Ella enarcó una ceja ante la palabra malsonante y tan poco propia de Montgomery, y él se maldijo por haber caído en una trampa tan burda.



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