La derrota del vencedor by Rogelio Alonso

autor:Rogelio Alonso [Alonso, Rogelio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2018-05-17T04:00:00+00:00

Trato de favor para el etarra Bolinaga: el falso dilema

El Gobierno intentó trasladar a otros actores la responsabilidad que recaía sobre el Ministerio del Interior al promover este el tercer grado, táctica comunicativa que no impidió las críticas a la postura gubernamental[883]. Al incidir en que la libertad condicional de Bolinaga había sido una decisión judicial tomada por un juez, se intentaba ocultar que esta estuvo precedida de la concesión del tercer grado penitenciario que autorizó Instituciones Penitenciarias, o sea, el Ministerio del Interior. En efecto, «para que el recluso pudiera beneficiarse de esta forma de cumplimiento de la pena —libertad condicional— era preciso que previamente fuera clasificado por Instituciones Penitenciarias en el tercer grado penitenciario»[884]. Además, Carmen Baena, la forense de la Audiencia Nacional que estudió los informes del recluso, concluyó que Bolinaga no se encontraba terminal y que podía ser tratado en prisión, a pesar de lo cual el Ministerio del Interior no revocó el tercer grado del recluso[885]. La opinión de la forense, que denunció haber recibido presiones[886], fue avalada por el Pleno de la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Madrid[887]. La misma postura mantuvo la fiscalía de la Audiencia Nacional al reiterar en 2013 que «la evidencia, entonces y ahora», era que «ni era un enfermo en situación terminal» ni «la excarcelación total estaba justificada»[888]. En un escrito firmado por el fiscal Pedro Rubira se exponía la manipulación del Ministerio del Interior, asegurando contundentemente: «lo que entonces era previsible se ha visto confirmado por el paso del tiempo y hoy es una realidad incuestionable», Bolinaga no «era un enfermo en situación terminal, ni se encontraba en riesgo inminente de muerte, ni estaba sujeto a un pronóstico de vida tan corto como el que se le auguraba, ni la estancia en prisión constituía un peligro patente para su vida, ni la excarcelación total estaba justificada»[889].

La polémica decisión demostraba una clara continuidad con la política del Gobierno socialista responsable años atrás de la liberación de otro terrorista, Juan Ignacio de Juana Chaos, al amenazar también con una huelga de hambre. El doble lenguaje con el que el PP justificó su decisión exponía cómo el Ejecutivo asumía una política que años antes criticó[890], con los efectos que un periodista describía así en ABC: «En el caso Bolinaga el Gobierno Rajoy ha cometido su mayor error. Porque es un error en lo sustancial, en las esencias sobre las que se cohesiona su electorado. Un error que encarna el ministro del Interior, que no podría hacer esto sin el respaldo del presidente»[891]. Otra periodista de un diario como ABC, afín a la ideología del entonces partido de gobierno, escribía:

Lo que está haciendo el Gobierno de Rajoy en todo lo referente a ETA es exactamente lo contrario de lo que esperaban sus votantes. Lo contrario de lo que dio a entender que haría. Un suma y sigue de la política acomplejada puesta en marcha por Zapatero, que solo halla explicación a la luz de acuerdos inconfesables suscritos sin luz ni

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