El juicio a Eichmann: Causa Penal 4061 by Harry Mulisch

El juicio a Eichmann: Causa Penal 4061 by Harry Mulisch

autor:Harry Mulisch [Mulisch, Harry]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1961-01-01T05:00:00+00:00


EL HORROR Y SU ORIGEN

4 de junio de 1961

Antes he dicho que el nazismo se gestó a partir de determinadas imágenes más que a partir de determinadas ideas. Quizá sea útil examinar más detenidamente esta afirmación, si queremos averiguar cuál era el tipo de «hipnosis» que ejercía Hitler —y por qué no la ejerció en Eichmann—, y en qué sentido Eichmann era el símbolo del progreso.

Ninguna persona sensata negará que Marx y Lenin eran pensadores de categoría mundial; pero comparado con Hitler, incluso Stalin fue un genio de la filosofía. En la lista de nombres que los nazis presentaban como sus predecesores ideológicos, el de Nietzsche ocupaba el lugar de honor. Esta idea de Nietzsche como inspirador del nazismo solo es defendida por lectores superficiales, como los propios nazis, así como por comunistas e ideólogos cristianos a quienes interesa desacreditar a este gran pensador. Para los pocos que quedan, Nietzsche es más bien la primera víctima del nazismo. Y él lo sabía: «Un día, mi nombre irá unido al recuerdo de algo terrible, a una crisis como jamás la había habido en la tierra, a la más profunda colisión de conciencias, a una sentencia pronunciada contra todo lo que hasta ese momento se había creído, exigido, santificado». Lo sabía, pero no le satisfacía. «Mi vida consiste ahora en el deseo», le escribió a su amigo Overbeck, «de que las cosas sean en realidad distintas de como yo las veo, y de que alguien me demuestre que son increíbles mis “verdades”».

Esta verdad, que nadie pudo demostrar que era increíble, consistía en la idea de que Dios había muerto, que los valores superiores se devaluaban y que estaba a punto de llegar el nihilismo: «el más inquietante de todos los huéspedes». Entre otras cosas, eso implicaba un ataque mortal a la moral cristiana, que simplifica y pervierte al ser humano; de sus cenizas resucitó no tanto una nueva moral para el individuo, sino una moral de la jerarquía de los individuos, con todas las implicaciones de procreación y violencia: el superior puede matar, el inferior debe morir. Nietzsche dijo que describía la historia de los siguientes dos siglos; pues bien, pocas veces ha resultado tan acertada una afirmación tan exagerada: basta con ver lo sucedido, aunque lo cierto es que todavía tenemos un siglo por delante. Sin embargo, Nietzsche también dijo sobre La voluntad de poder «… desearía haberlo escrito en francés para que no pareciera una confirmación de las aspiraciones del Reich alemán».

Sin duda, Hitler no pensó en este fragmento cuando regaló a Mussolini las obras completas de Nietzsche. ¿Y qué habría pensado de una observación como la siguiente?: «El deseo de destrucción, de cambio, de desarrollo puede ser la manifestación de una fuerza abundante e impregnada de futuro (…); pero puede ser también el odio del fracasado, del menesteroso, del desfavorecido por la fortuna, que destruye, que debe destruir, porque lo subleva y lo irrita el estado de cosas existente, e incluso toda existencia, toda forma de ser». En cualquier caso, a Goebbels le recordó a los judíos.



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