La Corona de Ámbar (Cuéntame un cuento nº 3) (Spanish Edition) by ER Dark

La Corona de Ámbar (Cuéntame un cuento nº 3) (Spanish Edition) by ER Dark

autor:ER Dark [Dark, ER]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2017-05-31T07:00:00+00:00


El ataque no había ido cómo esperaba. Sí, uno o dos soldados habían acabado muy mal heridos, se temía por sus vidas, pero no habían muerto. Como tampoco Azarien había resultado ser el príncipe que todos recordaban. Había luchado como un autentico guerrero de las leyendas, de un modo que ninguno de los suyos conocía.

Dudaba entre sí darle o no a Slugh lo que quería pero, si quería poder contar con aquellos monstruos para acabar con Azarien y poder ser ella y no aquel pusilánime que tenía por esposo, la verdadera poseedora de la Corona de Ámbar, no podía ignorar su parte del trato.

El Rey entró en el dormitorio, nervioso aún por el ataque. Era tan predecible… La había dejado allí para ordenar que se reforzara la seguridad del castillo, en especial la de ella, como si eso fuera necesario.

―Me tenías preocupada, cariño ―el Rey alcanzó a su esposa y la estrechó entre sus brazos besando su frente.

―Ya estoy a salvo, a tu lado. No podría vivir sin ti, Ruark ―susurró en su oído.

―Lo sé, mi rey, lo sé...

Deslizó una mano entre sus cuerpos, y atrapó el zafiro que colgaba de su cuello pronunciando unas palabras en un idioma antiguo. Los ojos de la reina brillaron con una extraña luz azul y el Rey se tensó y quedó paralizado sin poder decir nada.

Ella se apartó, mirándolo con desprecio y se dirigió hacia el armario en el que se guardaba la Corona de Ámbar.

―Vamos, mi Rey ―escupió con desprecio―, es hora de que te ganes que te deje tocarme de nuevo. Ven y ponte la Corona.

Él obedeció sin rechistar, se colocó la Corona y quedó a la espera con los ojos fijos en la nada.

―Mis amigos, los troles, necesitan otra vez que el bosque no se defienda. Ordénale que deje arrancar un árbol.

―Por supuesto, mi Reina.

El Rey salió al balcón y alzó las manos hacia el cielo, cerró los ojos y habló al bosque en su propio idioma antiguo. Suplicó que cediera uno de sus árboles. El bosque gimió y se retorció, negándose a dejarse matar un poco más, pero el poder de la Corona lo sometió, imponiendo su voluntad. El bosque entero se estremeció y cedió a los deseos de Lafzair. El Rey bajó sus manos y volvió con su Reina.

―Ya está hecho.

Ella habló con el zafiro cerca de sus labios para decirle a Slugh que ya podía arrancar el árbol que le molestaba. Estaba tentada de pedirle al Rey que saltara por el balcón y así poder ser la Reina viuda, pero estando Azarien allí, vivo, esa opción no parecía la mejor.

―Muy bien, querido, ya puedes dejarla en su sitio.

El Rey obedeció y en cuanto la dejó, cayó de rodillas al suelo con un fuerte dolor de cabeza.

―Por todos los Dioses... ―gimió.

―¿Te encuentras bien, mi amor? ―preguntó volviendo a su pantomima de reina enamorada, arrodillándose a su lado.

―No, no lo estoy. No entiendo estos dolores de cabeza que me vienen de repente, me dejan agotado y mareado.

―Debe ser el agotamiento por gobernar, no le des más importancia.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.