La anguila by Paula Bonet

autor:Paula Bonet [Bonet, Paula]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2021-03-01T00:00:00+00:00

Me dejaba cuidando la cesta de las anguilas, para que no se abriera y se escaparan, y yo, sin que él se diera cuenta, levantaba con cuidado la tapa y metía la mano y tocaba aquellos cuerpos fríos y resbaladizos. Me daba miedo tocarlos, y asco, pero no podía evitarlo.

RAFAEL CHIRBES

Después de un curso académico asistiendo religiosamente a la asignatura del Hombrecito, de la cita en el restaurante chino, y de salir de un verano lento en el que lo eché terriblemente de menos, llegó septiembre y volví a la universidad con la ilusión de cruzármelo por algún pasillo.

Me dejaba caer por su despacho con expresión despreocupada cuando tenía que desplazarme, como si aquel punto formara parte de la ruta obligatoria del tránsito de estudiantes, y profesores, y limpiadores, y técnicos de laboratorio, a pesar de la obviedad del aislamiento de aquel lugar. Si el destino final era la cafetería, después de pasar por su puerta, recorrer varios pasillos, y bajar dos pisos, me sentaba en la mesa más cercana al departamento de pintura. Lo que más deseaba en el mundo era verlo, volver a tenerlo cerca, y levantarme feliz los lunes y los miércoles para presentarme impecable en el aula y hacer como que atendía y poder mirarlo.

Aquel año el Hombrecito impartía una nueva asignatura optativa de segundo ciclo a la que podía acceder con facilidad, pero el deseo se mezclaba con un miedo reverencial, así que, para evitar la tentación de volver a tenerlo demasiado cerca, convencí a Lidia para matricularnos en otra asignatura que en el mismo horario nos llevaría al origen de lo que más nos gustaba. ¿Por qué repetir con alguien que iba a hablarnos de literatura si podíamos estar con otro que nos explicaría cómo moler las lacas —«Algunos la muelen con orina; pero es desagradable, porque enseguida huele mal»—,[33] que nos hablaría de aglutinantes, de cómo fabricarnos carboncillos, que nos enseñaría a cocinar varios tipos de blanco para pintar al óleo? La literatura estaba en los libros. «La yema del huevo contiene agua, albúmina, aceite y lecitina. Debido a la albúmina, con el tiempo se vuelve insoluble en el agua; la lecitina le proporciona un poder emulgente y hace que se mezcle bien con la resina o el aceite. Hay quien utiliza el huevo entero (clara y yema), pero es más aconsejable emplear solo la yema, pues la clara, por su propia constitución, hace más cristalina la mezcla, con el consiguiente peligro de que se cuartee si se trabaja con empastes[34]. Un taller donde moler huesos de pollo[35]» o poder trabajar emulsiones de yemas de huevo debía de ser un sueño y podíamos compartirlo. Nos fabricaríamos nuestro propio temple y haríamos apuestas para ver a cuál de las dos se le pudría antes. Colocaríamos las yemas de huevo sobre la palma de la mano y las pasaríamos de una a la otra varias veces para eliminar cualquier resto de clara, repetiríamos la operación hasta que la yema se pudiera coger con los dedos,

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