La agonía del cristianismo by Miguel de Unamuno

La agonía del cristianismo by Miguel de Unamuno

autor:Miguel de Unamuno [Unamuno, Miguel de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Espiritualidad, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1925-01-01T00:00:00+00:00


6. El supuesto cristianismo social

¿Qué es eso del cristianismo social? ¡Qué es eso del reinado social de Jesucristo, con que tanto nos marean los jesuitas? ¿Qué tiene que ver la cristiandad, la verdadera cristiandad, con la sociedad de aquí abajo, de la tierra?

¿Qué es eso de la democracia cristiana?

«Mi reino no es de este mundo» (Juan, XVIII, 36), dijo el Cristo cuando vio que no llegaba el fin de la historia. Y también: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Luc., XX, 25). Pero hay que recordar en qué condiciones se pronunció esta sentencia cardinal.

Los que lo perseguían para perderle acordaron preguntarle si era o no lícito pagar tributo al César, al invasor, al enemigo de la patria judía, que era la autoridad. Si decía que sí, presentaríanle al pueblo como un mal judío, como un mal patriota, y si decía que no, acusaríanle como sedicioso ante las autoridades cesáreas. Al recibir la pregunta, Jesús pidió una moneda y, mostrando la efigie del cuño, preguntó: «¿De quién es la efigie?». «Del César», le dijeron. Y él: «Pues bien: dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios». Que puede entenderse: primero, dad al César, al mundo, a la sociedad, el dinero, que es del César, del mundo, de la sociedad, y a Dios, el alma, que ha de resucitar en el cuerpo. Sacudiose así de todo problema economicosocial él, que había dicho que es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que el que pase un camello por el ojo de una aguja; y mostró que su buena nueva nada tenía que ver con cuestiones economicosociales o con cuestiones nacionales, nada con democracia o demagogia internacional y nada con nacionalismo.

En el cuarto Evangelio se nos dice la razón por la que los escribas y fariseos hicieron condenar al Cristo. Mejor que la razón, el pretexto. Fue por antipatriota. «Se reunieron, pues, los sumos sacerdotes y los fariseos en concejo y dijeron: “¿Qué vamos a hacer?, porque este hombre hace muchas señales; si le dejamos así, todos creerán en él y vendrán los romanos y nos suprimirán el lugar y la raza”. Y uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote de aquel año, les dijo: “Vosotros no sabéis nada, ni pensáis que os conviene que muera un hombre por el pueblo y no que perezca toda la raza”» (Juan, XI, 47-51).

De donde se ve que buscaban perderle por antipatriota, porque su reino no era de este mundo, porque no se preocupaba ni de economía política, ni de democracia, ni de patriotismo.

Pero después de Constantino, cuando empezó la romanización de la cristiandad, cuando empezó a querer convertirse la letra, no el verbo, del Evangelio en algo así como una ley de las Doce Tablas, los Césares se pusieron a querer proteger al Padre del Hijo, al Dios del Cristo y de la cristiandad. Y nació esa cosa horrenda que se llama el Derecho Canónico.



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