Kuspit Donald by El Fin Del Arte

Kuspit Donald by El Fin Del Arte

autor:El Fin Del Arte [Arte, El Fin Del]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2012-05-30T03:00:00+00:00


29. Vincent van Gogh, Café nocturno (Le Café de nuit), 1888. Óleo sobre lienzo, 72,4 x 92,1 cm. Yale University Art Gallery: Legado de Stephen Carlton Clark, B. A., 1903.

Odilon Redon pensaba que lo conscientemente conocido estaba enraizado en lo inconsciente o desconocido –¿o es lo inconscientemente conocido?–, lo cual sugiere que lo que más tarde Kandinsky llamó la necesidad interna era más fundamental, incluso primordial, que la necesidad externa. Kandinsky dio el siguiente, valiente, paso decisivo: separó la realidad exterior de la realidad interior y prescindió de la primera. Éste fue el momento definitorio del arte moderno. Kandinsky empleaba el color intenso, el gesto pictórico impulsivo, la línea maleable y la figura amorfa para comunicar la realidad exterior. Fue el primer expresionista abstracto, como se ha dicho: el primer artista que expresó la realidad interior en términos abstractos no convencionales, lo cual producía su viveza para la mirada introspectiva. Eran más apropiados que los términos representacionales convencionales, pues la realidad interior parecía abstracta por comparación con la realidad exterior, y más vívida una vez se la aprehendía creativamente. Malevich también se volvió completamente abstracto, pero empleaba la forma geométrica, dinamizada por el color y la interacción, para evocar la realidad interior, o, como él la llamaba, la sensación no objetiva y el sentimiento no objetivo. Cualesquiera fueran las asociaciones religiosas de sus obras abstractas –Kandinsky consideraba su arte como espiritual, y las pinturas suprematistas de Malevich parecen iconos sagrados y se exponían como tales–, la religiosidad para ambos significaba interioridad. Lo mismo se puede decir de Mondrian, que también hizo la agónica transición de la realidad exterior a la interior, irónicamente con la esperanza de que la geometría sagrada lo salvaría de su propia realidad interior: su propia naturaleza. Así, los elementos formales del arte adquirieron un aura expresiva o arrebol subjetivo y un carácter dinámico independientes de la naturaleza material: un dinamismo abstracto autónomo que reflejaba el dinamismo de lo inconsciente, el cual también parecía existir independientemente de la naturaleza material. Para Kandinsky, Malevich y Mondrian la realidad interior tenía un dinamismo completamente diferente de la realidad exterior. Inicialmente proyectaron la primera en la segunda –que es el acto creativo-imaginativo primordial que da a las apariencias exteriores hondura de significado y las hace parecer realmente reales–, pero luego elevaron lo interior por encima de lo exterior como la fuente primordial de la experiencia (estética) «real» y el arte.

Muchos artistas han tratado de cerrar la brecha entre la realidad interior y la exterior –entre abstracción y representación– con resultados desiguales por más que ingeniosos, pero parecía irreparable. La concepción inconsciente seguía siendo primaria y original; la percepción consciente, secundaria y derivativa. El dinamismo de la primera siempre triunfó sobre el dinamismo de la segunda. No fue hasta el surrealismo cuando lo inconsciente se convirtió abiertamente en la fuente exclusiva de inspiración, cuando la bifurcación entre concepción inconsciente y percepción inconsciente fue creativamente puenteada. El sueño contenía elementos de ambas, y el sueño, con su asociación aparentemente aleatoria de imágenes e ideas, era la carretera real hacia el inconsciente, como Freud dijo.



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