Moby-Dick by Herman Melville

Moby-Dick by Herman Melville

autor:Herman Melville [Melville, Herman]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 1851-01-01T05:00:00+00:00


64.

La cena de Stubb

La ballena de Stubb había sido muerta a cierta distancia del barco. El tiempo estaba en calma; así que, formando un tándem de tres lanchas, comenzamos la lenta tarea de remolcar el trofeo hasta el Pequod. Y ahora, mientras nosotros, dieciocho hombres, con nuestros treinta y seis brazos, y ciento ochenta dedos, lentamente bregábamos hora tras hora con ese inerte e inmóvil cuerpo en el mar, apenas parecía moverse en modo alguno, excepto a largos intervalos, con lo que una buena evidencia se daba de la enormidad de la masa que movíamos. Pues sobre el gran canal de Hang-Ho, o como quiera que lo llamen, en China, cuatro o cinco porteadores arrastran desde el sendero un voluminoso junco de carga a razón de una milla cada hora; mas este grandioso buque que nosotros remolcábamos avanzaba pesadamente, como si estuviera cargado en su mayor parte con pellas de plomo.

La oscuridad llegó; pero tres luces de arriba abajo en la jarcia del mayor del Pequod veladamente nos guiaban; hasta que acercándonos vimos a Ajab dejando caer una de varias linternas adicionales sobre las amuradas. Observando durante un momento con expresión ausente la ballena remolcada, dio las órdenes usuales para la noche, y entregándole entonces su linterna a un marinero, se fue camino de la cabina, y no volvió a salir hasta por la mañana.

Aunque al supervisar la persecución de esta ballena el capitán Ajab había exteriorizado su habitual oficio, por así decirlo, no obstante, ahora que la criatura estaba muerta, cierta vaga insatisfacción, o impaciencia, o desesperación, parecía obrar en él; como si la visión de ese cuerpo muerto le recordara que aún había que aniquilar a Moby Dick; y aunque otras mil ballenas fueran acarreadas a su barco, todo ello no haría avanzar ni un ápice su grandioso monomaníaco objetivo. Muy poco después, por los sonidos en las cubiertas del Pequod, habríais pensado que toda la tripulación estaba preparándose para soltar el ancla en profundidad; pues pesadas cadenas estaban siendo arrastradas a lo largo de la cubierta, y lanzadas haciendo ruido por las portas. Mas con esos ruidosos eslabones iba a ser atracado el propio enorme cadáver, no el barco. Atada por la cabeza a la popa, y por la cola a la proa, la ballena yacía ahora con su negro casco cerca del navío, y a través de la oscuridad de la noche, que oscurecía las perchas y la jarcia en lo alto, los dos… el barco y la ballena, parecían ungidos juntos, como colosales bueyes, uno de los cuales se reclina mientras el otro permanece en pie[85].

Si el taciturno Ajab era ahora todo quiescencia, al menos por lo que se podía saber en cubierta, Stubb, su segundo oficial, eufórico de conquista, mostraba una inusual, aunque también bienhumorada, excitación. En tal desacostumbrado bullir estaba, que el sobrio Starbuck, su oficial superior, pacíficamente le cedió temporalmente la dirección de las tareas. Pronto se haría extrañamente manifiesta una pequeña causa que contribuía a toda esta animación de Stubb. Stubb



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.