Infierno by Emma Cadwell

Infierno by Emma Cadwell

autor:Emma Cadwell [Cadwell, Emma]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-05-22T04:00:00+00:00


9

Ningún piloto del mundo habría podido aterrizar mejor de lo que lo hizo Sebastian. Después de lo que le había pasado a Veronica, pilotó con un único objetivo: que el avión se moviese lo menos posible para que la ilíada pudiese recuperarse cuanto antes. Él jamás lo reconocería en voz alta, por supuesto que no, pero ése era el único motivo por el que se enfrentó a aquella helada pista de aterrizaje como si le fuese la vida en ello.

En cuanto las ruedas de la nave se detuvieron del todo, Sebastian repasó hasta el último de los paneles antes de dar el visto bueno para abrir las puertas. Y le dijo a Dominic que se asegurase de que Veronica fuese muy bien abrigada. A ella no le dirigió la palabra.

Mitch y Simona los estaban esperando en el hangar. Michael estaba de pie frente a ella como si intentase protegerla, un gesto ridículo, sin duda, y completamente innecesario, pero que la reconfortaba. A Simona nunca antes la había protegido nadie y estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para ser digna merecedora de tal gesto. Y la verdad era que estaba nerviosa y que tenía miedo de enfrentarse a los tripulantes de aquel avión, en especial a Dominic. A lo largo de su prolífica carrera como asesina del ejército de las sombras, se había tropezado varias veces con el guardián y éste se había ganado su respeto. Seguro que él la odiaba y la despreciaba. «Y con razón», pensó Simona.

Las puertas se abrieron y Dominic fue el primero en bajar, seguido por una mujer de aspecto juvenil e inocente, Veronica, y un hombre de actitud férrea y mirada letal, el soldado del ejército de las sombras, Kepler. El guardián era el único que los conocía a todos, así que era a él a quien correspondía hacer las presentaciones de rigor, pero antes de proceder, se tomó unos segundos para darle un abrazo a Mitch.

—Me alegro de que estés bien —le dijo Dominic, sincero.

—La encontraremos, Dominic, cuenta con ello —le prometió Mitch, haciendo referencia a Claire.

Los dos amigos se soltaron y el guardián vio que los otros miembros de aquella curiosa expedición se estaban midiendo con la mirada.

—Veronica, Sebastian —señaló a los interesados—, os presento a Simona Babrica, una cruz para los guardianes durante mucho tiempo, pero que ahora ha venido a ayudarnos.

»Babrica, ella es Veronica Whelan, una ilíada, pregúntale lo que quieras sobre vuestra especie. Él es Sebastian Kepler, un soldado que, igual que tú, ha visto la luz y ha cambiado de bando.

—Había oído hablar de vosotros, pero creía que no existíais —le dijo Simona a Sebastian.

—Yo creía que no existían ni los vampiros ni los hombres lobo y mira con quién estoy ahora —respondió él, irónico.

—Vaya, es todo un alivio ser el más normal del grupo. En la comisaría, siempre me tratan como si fuese un bicho raro —dijo Mitch para aliviar un poco la tensión.

—Porque lo eres, Buchanan —apuntó Dominic—. Ven conmigo un segundo, quiero que me hables de Ewan y de Julia y así los niños pueden jugar solos un rato.



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