Hotel California by Anna Casanovas

Hotel California by Anna Casanovas

autor:Anna Casanovas [Casanovas, Anna]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-11-13T05:00:00+00:00


12

Tras aquel primer día tan completo y surrealista, Marc y Olivia establecieron una especie de rutina que les permitía funcionar a la perfección y que tenía a todo el personal del Hotel California anonadado y entusiasmado. Al parecer, ellos dos eran los únicos que no se daban cuenta de que formaban un equipo perfecto; sólo Marc conseguía evitar que ella se obsesionase con el más mínimo detalle del hotel y además la hacía sonreír. Una tarde, incluso la convenció para ir al pueblo a comer un helado con él y con Tosca.

Hasta entonces, Olivia nunca se tomaba un descanso en medio de la jornada, pero ese día lo hizo. Si no lo hubiese visto con sus propios ojos, Tomás no se lo habría creído.

Éste, junto con Manuel y Lucrecia, estaban convencidos de que entre Martí y Millán (ahora todo el hotel los llamaba así) había una fuerte atracción. Siempre que creía que no la miraba nadie, Olivia desviaba los ojos hacia él. Una mañana, Martí se metió en la piscina para ayudar al equipo de limpieza y Lucrecia pilló a Olivia casi babeando. Evidentemente, ella lo negó, pero no se fue de la piscina y dijo que tenía que quedarse allí por si alguien necesitaba algo.

—¿Como un boca a boca? —sugirió la cocinera, descarada.

—¡No! —exclamó Olivia, sonrojada de pies a cabeza.

Y a él no se le daba mejor disimular. Tomás había visto a muchos hombres concienzudos con el trabajo, pero Álex Martí se pasaba el día pensando en cómo solucionar los problemas del Hotel California, y un día, cuando le preguntó por qué estaba tan decidido a ayudarlos, le respondió que no quería ver preocupada a Millán.

Y todo el hotel se había dado cuenta de los pequeños detalles que tenían el uno con el otro casi sin querer. Siempre que él salía a buscar un café, traía otro para ella tal como le gustaba, largo, con dos terrones de azúcar y con un poco de leche fría y servido en vaso de cristal.

Eran muy pocos los camareros que conocían tan bien los gustos de Olivia, pero Martí lo sabía sin preguntárselo.

Cuando ella iba al pueblo a hacer algún recado, siempre volvía con una bolsa de regaliz para él y se la dejaba al lado del ordenador.

Al mediodía comían juntos en la terraza del hotel, a la vista de todos, y se reían y hablaban de ópera. Un día, Pedro casi se cayó a la piscina al escuchar la risa de Olivia de tan poco acostumbrado como estaba a oírla.

En otra ocasión, después de que Millán tuviese una horrible discusión con un proveedor, Martí fue a ver a Lucrecia y le pidió que preparase lasaña, para ver si así la animaba. La mujer asintió y sonrió embobada y cuando él le preguntó por qué, ella respondió que por nada.

Tomás no sabía si su difunto amigo Eusebio había incluido aquella cláusula en el testamento con el objetivo de que Olivia y Álex Martí terminasen juntos, pero tenía que reconocer que, si había sido así, había dado en el clavo.



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