Historia de las Indias by Bartolomé de las Casas

Historia de las Indias by Bartolomé de las Casas

autor:Bartolomé de las Casas [Casas, Bartolomé de las]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1560-12-31T16:00:00+00:00


CAPÍTULO LXXXIV.

Lúnes, á 7 de Octubre, mandó hacer alzar velas á toda su flota y armada, pasó la isla del Hierro, que está cerca de la Gomera y es la postrera de las Canarias; de allí tomó su vía, y caminó más á la parte austral, que es el primer viaje, cuando vino á descubrir; anduvo, hasta 24 del mismo mes, que sentia que habria andado 450 leguas. Vieron una golondrina venir á los navíos, y más adelante comenzaron á venir algunos nublados y aguaceros ó turbiones de agua del cielo; sospechó que aquella mudanza no debia ser sino haber por allí cerca alguna tierra, por lo cual mandó quitar algunas velas, y estar sobre el aviso en la guarda del velar de noche. Domingo, 3 dias de Noviembre, ya que amaneció, vieron tierra toda la flota, con harto regocijo y alegría de todos, como si les abrieran los cielos. Esta tierra era una isla, á la cual puso nombre la Dominica, porque la descubrió dia de domingo; luego vido otra isla á la mano derecha de la Dominica, luego vieron otra, y escomenzaron á aparecer muchas. Dando todos infinitas gracias á Dios, cantan la Salve regina, luego, como la suelen cantar en los navíos cuando navegan, á prima noche; comienzan á salir olores de las flores de las islas, de que se maravillaban todos; ven infinitos papagayos verdes, que andan juntos como zorzales en su tiempo, con mucha grita que siempre van dando. Juzgaban que, desde la Gomera, en veintiun dias que la Dominica vieron, hasta 750 leguas, ó pocas más, habrian andado. No pareció haber puerto en la Dominica, por la parte del Levante, y por esto atravesó el Almirante á otra isla, que fué la segunda á que puso nombre, y fué Marigalante, porque la nao en que iba el Almirante así se llamaba. Salió allí en tierra con gente de su nao, y tomó posesion jurídica por los reyes de Castilla y Leon, ante todos, y autorizóla con fe de escribano. Partió de allí, otro dia, lúnes, y vido otra gran isla, y á esta puso nombre Guadalupe, á la cual se llegaron; y, hallando puerto, surgieron ó echaron anclas, y mandó que fuesen ciertas barcas á tierra, y ver un poblezuelo que parecia en la costa junto al mar, donde no hallaron á nadie, porque, como vieron los navíos, huyeron todos los vecinos dél á los montes. Allí hallaron los primeros papagayos que llamaban guacamayos, tan grandes como gallos, de muchos colores, y lo más es colorado, poco azul y blanco; estos nunca chirrían ni hablan, sino de cuando en cuando dan unos gritos desgraciados, y solamente se hallan en tierra firme en la costa de Paria, y por allí adelante. Hallaron en las casas un madero de navío, que llaman los marineros quodaste, de que todos se maravillaron, y no supieron imaginar como hobiese allí venido, sino que los vientos y los mares lo hobiesen allí traido, ó de las islas de Canaria, ó de la Española, de la nao que allí perdió el Almirante el primer viaje.



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