Hijo de las estrellas by Jones Raymond F

Hijo de las estrellas by Jones Raymond F

autor:Jones Raymond F [Jones Raymond F]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Spanish, ciencia ficción
publicado: 2009-10-01T16:00:00+00:00


Capítulo 10 - La ayuda de la prensa

Ron durmió muy poco aquella noche. El doctor Smithers había llegado a las dos de la mañana para atenderle la herida, la que tuvo que cerrar con ocho puntos. Empero, el dolor parecía poco importante comparado con la preocupación que le causaran las palabras de su padre. Mientras yacía despierto en el lecho, observando el amanecer sobre las colinas distantes, meditó sobre la conversación que sostuviera con el autor de sus días. Lo peor de todo era que comprendía perfectamente el punto de vista de su progenitor. Casi deseaba dejarlo de lado y ser completamente dogmático respecto a sus propias convicciones.

Se dijo que al llegar uno a la mayoría de edad tendría que sospechar de todo lo que deseaba aceptar como cierto. A eso se le llamaba prudencia. Pero, seguramente, ciertas cosas podrían aceptarse sin reparo alguno. Los perros y los niños tenían gran habilidad para ello. Sólo cuando se crece se pierde esa habilidad. Y él la había perdido ya, se dijo, pues los argumentos de su padre parecíanle muy razonables.

Pete la poseía en alto grado; mas no era posible esperar que los militares confiaran en el buen juicio de un perro..., aunque éste estuviera más acertado que ellos. Aun el doctor Smithers le sorprendió la noche anterior al concordar con su padre en que habían sido poco precavidos al aceptar tan rápidamente a Clonar.

Pegó en la almohada como para aliviarse. Tenía el cerebro cansado con tanto pensar en el asunto. Después debió haberse quedado dormido, pues se sorprendió al oír abrirse la puerta y notar que el sol estaba alto en el ciclo.

—¿Estás despierto? —preguntó su padre—. ¿Cómo te sientes?

—Perfectamente bien. Ya voy a levantarme.

—Convendría que no le dieras trabajo a esa pierna, así se te cierra bien la herida... Tengo malas noticias para ti.

—No podrán ser peores que las de ayer.

—Quizá sí. Acaba de llamar el coronel Middleton. Está furioso y te prohíbe que vuelvas a ver a Clonar.

Ron se sentó en la cama con un movimiento brusco.

—¡No puede hacer eso! ¡Es terrible! Así convierte a Clonar en un prisionero.

Asintió su padre.

—Ya le dijo que se excedía y me contestó que el teniente, general Gillispie viene desde Washington a hacerse cargo del asunto. Llegará hoy y es muy posible que venga a verte para que le cuentes tu versión del asunto. No conozco al tal Gillispie; pero si llega a venir, te convendría hacerte amigo de él. Puede que sea otro Middleton, pero lo dudo.

—Pero no vas a dejar el caso en manos de ellos, ¿verdad? Me dijiste que pensabas hablar con el senador.

—Sí; quiero ver si se puede conseguir que pongan a Clonar bajo mi custodia. Puede que resulte difícil; ya sabes que la seguridad nacional depende del ejército.

Así diciendo, el señor Barron se dispuso a retirarse.

—Espera un momento —le pidió Ron—. Middleton dijo que a mí no me permitiría ver a Clonar. ¿Pero dijo algo respecto a Anne?

El señor Barron sonrió al tiempo que se encogía de hombros.

—No. Quizá la dejen pasar.



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