Heisenberg. El principio de incertidumbre by Jesús Navarro Faus

Heisenberg. El principio de incertidumbre by Jesús Navarro Faus

autor:Jesús Navarro Faus [Navarro Faus, Jesús]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T05:00:00+00:00


LA INCERTIDUMBRE CUÁNTICA

En mayo de 1926, Heisenberg volvió a Copenhague, esta vez como ayudante de Bohr por un año. Ya tenía suficientes conocimientos de danés para dar cursos a estudiantes. Bohr estaba entusiasmado con su visita, y en una carta a Rutherford le escribió: «Heisenberg está ahora aquí y todos estamos muy ocupados con discusiones sobre la nueva evolución de la mecánica cuántica y sobre las inmensas perspectivas que contiene».

Heisenberg fue invitado por el embajador alemán en Copenhague a una velada musical en su residencia. Uno de sus hijos adolescentes, Carl von Weizsäcker, estaba interesado por la física y había pedido a su padre que invitara a tan distinguido físico. Sin duda, el continuo trato que Heisenberg tenía con sus jóvenes exploradores facilitó que entre ellos se estableciera una mutua simpatía, a pesar de que el joven Weizsäcker fuera diez años menor y aún cursara estudios secundarios. Años después, Weizsäcker hizo el doctorado con Heisenberg y se convirtió en uno de sus pocos amigos íntimos. Más adelante se volverá a hacer mención a él en esta historia.

Bohr invitó a Schrödinger para discutir acerca de la interpretación de la mecánica cuántica. Según Heisenberg, las discusiones entre Bohr y Schrödinger empezaron ya en la estación de tren de Copenhague, y cada día duraban desde el desayuno hasta bien entrada la noche. Schrödinger estaba alojado en casa de Bohr, así que no tenía escapatoria. Incluso cuando tuvo que guardar cama por un resfriado, Bohr seguía con las discusiones, sentado a la cabecera de la cama. En los años sucesivos, Bohr recordaba a menudo la importancia que tuvieron esas discusiones para la evolución de su pensamiento. Tras la partida del exhausto Schrödinger, y durante los meses siguientes, la interpretación de la mecánica cuántica fue el tema central de todas las conversaciones entre Bohr y Heisenberg. Sus discusiones se centraban sobre todo en la aún no asimilada dualidad partícula-onda.

Ya se ha visto que el punto de partida de la mecánica matricial fue la imagen del electrón como una partícula, mientras que el de la mecánica ondulatoria era la imagen del electrón como una onda. Ambos esquemas eran consistentes y equivalentes desde un punto de vista matemático, pero eso no aclaraba nada sobre si el electrón era una onda o una partícula. Heisenberg tendía más a aferrarse a la mecánica matricial y siempre esperaba encontrar algún fallo en la ondulatoria, pero Bohr aceptó siempre que había dos descripciones equivalentes. Aceptaba la existencia simultánea de los dos conceptos y pensaba que, aunque sean excluyentes, ambos son necesarios para una descripción completa de los fenómenos atómicos. Las discusiones entre Bohr y Heisenberg no llevaron más que al agotamiento de los dos interlocutores, y a finales de febrero, Bohr se fue de vacaciones a Noruega. Poco después, Heisenberg encontró sus famosas desigualdades.

En marzo de 1927, Heisenberg escribió en Copenhague otro artículo fundamental, «Sobre el contenido físico de la teoría cuántica de la cinemática y la mecánica», que contiene lo que se conoce como relaciones de indeterminación, aunque más tarde se apuntará alguna cosa más sobre el vocabulario.



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