Gracias por este momento by Valérie Trierweiler

Gracias por este momento by Valérie Trierweiler

autor:Valérie Trierweiler [Trierweiler, Valérie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T16:00:00+00:00


En este final de mayo de 2014, un sondeo apocalíptico sobre la intención de voto para 2017 atribuye a François Hollande un 3 %. Vuelve a ser el hazmerreír general como lo fuera ya cuatro años atrás. Siento pena por tan inconmensurable estropicio, y rabia por esa debacle. Evidentemente a título privado, pero también como ciudadana de izquierdas. ¿Cómo ha podido llegar a eso? ¿Caer de nuevo hasta el 3 %? Los recuerdos afluyen como burbujas que remontan a la superficie.

Vuelta a la casilla de salida, cuando se prepara para ser candidato a las elecciones presidenciales pero nadie cree en él. Es el único que piensa que puede conseguirlo. Y yo estoy dispuesta a seguirlo adonde sea. Todo empezó una mañana de noviembre de 2010. Mientras se viste en nuestra habitación, evoca su candidatura.

No es una cuestión que abordemos juntos. Sé que es su objetivo. Así es como lo evocamos en ocasiones, abreviándolo como «el objetivo». Nunca pronunciamos las palabras «elecciones presidenciales». Un velo de pudor envuelve su ambición. El tabú salta por los aires una sola vez, mientras pasamos con mi coche por la rue Faubourg Saint-Honoré. Es él quien conduce. Para mi gran sorpresa, en el momento en que bordeamos el Palacio del Elíseo, me dice:

—Mira, estamos pasando por delante de casa.

Prorrumpo en carcajadas, ¡me ha hecho reír tanto! Es tan capaz del escarnio como del autoescarnio. Esa mañana de noviembre la cosa es distinta, no hay el menor brillo de malicia en su mirada. Se muestra más serio, me pregunta qué pienso. Es la primera vez. Le digo lo que pienso.

—Después de lo que pasó en 2002 y 2007, no tienes derecho al error. Tras la derrota de Ségolène Royal, solo tienes una pregunta que hacerte. O piensas que eres el mejor, y vas a por ello, o crees que no y cedes el sitio a algún otro.

Su respuesta surge al instante:

—Soy el mejor.

—En tal caso, utiliza todos los medios a tu alcance.

Seguimos charlando. No tiene dudas sobre sí mismo. En todo momento estará convencido de que se impondrá a Dominique Strauss-Kahn, otro candidato del partido socialista, por entonces en el firmamento de los sondeos. Está persuadido de que Ségolène Royal no será candidata si él lo es. En 2007 la dejó presentarse. Esta vez le toca a él.

Desde hace dos años trabaja en esa candidatura con la mayor discreción. Empezó desde lo más bajo del escalafón. En 2008, tras el desastroso Congreso de Reims, François estaba desacreditado por completo. Se habían perdido las presidenciales, Ségolène Royal lo acusaba de ser el culpable de su derrota. Como en todo fracaso, se requería un culpable, y el culpable era él. Todo el mundo quería pasar la página Hollande. ¡Once años a la cabeza del partido socialista, ya basta!

Justo antes del congreso, se me ocurre una idea pensando en él, en los dos. Compro un coche nuevo. Cambio mi viejo Clio por un Renault Mégane. Entro en el concesionario. Quiero el nuevo coche enseguida, no me importa el color.



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