Glenn by Alejandro Castroguer

autor:Alejandro Castroguer
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Memorias, Divulgación
publicado: 2015-06-01T22:00:00+00:00

DIECISIETE

Glenn ha ido encontrando a los amigos en los lugares más diversos y de la manera más casual. A los animales, en casa cuando era niño y Florence le regalaba una mascota por su cumpleaños; o en la calle, como sucedió con Simbad, al que se tropezó al doblar una esquina. A los coches, al borde de la carretera, en tiendas de vehículos de ocasión o en el concesionario más cercano a casa. A los amigos humanos, más difíciles de tratar que las mascotas y los coches, y también menos leales, los ha ido ganando en las salas de concierto, cuando aún daba recitales, y en las consultas de los médicos y estudios de grabación que frecuenta.

Contó con otro amigo más, uno que no cabe en la clasificación anterior, y que sin embargo será uno de los más fieles. Tiene gracia porque se lo encontró en terreno enemigo. Como quien cobra amistad con su carcelero o entre los seguidores del equipo de béisbol rival.

La razón de que se conozcan ahí, un lugar al que nunca debería de volver, es la fidelidad que Glenn mantiene con un sonido. Es lo que tienen los artistas, que suelen estar podridos de manías. La paleta que usaba Velázquez se componía siempre de los mismos colores. John Ford rodó docenas de películas con Ward Bond o Barry Fitzgerald. Pues lo mismo le sucede a él: dentro de su cabeza, el piano posee un sonido especial, característico: limpio, cristalino, inmarcesible. Y de entre todos los instrumentos que ha conocido a lo largo de su vida, el CD318 es el mejor.

Pese al incidente ocurrido en las pasadas navidades con William Hupfer en las oficinas de Steinway, Glenn accede al interior de la sucursal que la casa Steinway tiene en los almacenes Eaton de Toronto. Corre el año 1960. Siente sobre sí la desconfianza de los empleados que le atienden. Ninguno se atreve a acercarse más de lo necesario: nada de darle la mano ni mucho menos palmearle en el hombro. Aunque unos y otros se conocen de tiempo atrás, el incidente con Hupfer ha abierto trincheras y ha minado de recelo el encuentro.

Desde que tuvo lugar el accidente que malograra el piano Steinway con que grabase las Goldberg en 1955, el numerado como CD174, desde que en un traslado la mala fortuna quiso que sufriera un golpe del que nunca se recuperaría, Glenn anda buscando un sustituto. Un piano a la altura de sus expectativas. Pese a las reparaciones, el CD174 ya no es el mismo de antes del accidente, así que cuanto antes encuentre otro piano, antes acabará ese peregrinaje por la casa Steinway. Es por ello que, sin estar recuperado del todo de la lesión en el hombro, se adentra en terreno hostil.

—Buenos días —saluda sin mirar a nadie a los ojos.

No explica qué demonios ha ido a hacer ahí; permanece en silencio, es mejor que su forma de actuar hable por él. Con los dedos índice y corazón ejecuta unos trinos en el primer teclado que encuentra al paso, sin ni siquiera sentarse en el banco que yace a sus pies.

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